David Cronenberg: «Cada uno debería rodar una película sobre su muerte»
El controvertido director recibió el premio Donostia y presentó su filme ‘Crimenes del futuro’
Crítica de 'Crímenes del futuro': La última locura de un cineasta genial
![David Cronenberg en el Festival de San Sebastián](https://s3.abcstatics.com/media/play/2022/09/21/cronenberg-knwH--1200x630@abc.jpg)
Encontrarse frente a frente con David Cronenberg –pelo blanco, profundísimas bolsas de ojos, frágil caminar– es constatar que bajo la apariencia de un anciano afable de 79 años se esconde una de las miradas más sórdidas del séptimo arte. No es solo su cine, ... quizá el más provocador, molesto y desconcertante de entre esas películas que caminan en los límites de lo autoral con vocación de comercial y lo ‘underground’; también su propia vida.
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Una anécdota, que contó en la rueda de prensa por el premio Donostia que este miércoles ha recogido, lo define mejor que cien comentarios. Recuerda cómo, en el rodaje de una serie, hicieron un molde de silicona de su propio cadáver. Al terminar de grabar, «encariñado» del artefacto, se lo llevó a casa. Allí le pidió al equipo que lo guardara en la cama de su hija –ella ya era mayor y se había emancipado– y durante un tiempo lo mantuvo en su hogar. Lo que hiciera con él se lo guarda, pero cuenta que se estaba «deteriorando» y que «desarrolló una relación de empatía con el muñeco». Para romper el bucle, escribió un corto, ‘The Death of David Cronenberg’, en el que se emociona ante la presencia de su cadáver de silicona y dialoga con lo que él llama su «yo muerto». «Filosófica y cinematográficamente era una cosa que debía hacer». «Todo el mundo debería rodar una película sobre su propia muerte», llegó a decir.
Un cineasta ‘popular’
Que no se asuste el lector menos entregado a la causa de este director. Hasta él tiene unos límites, confiesa, y el principal es rodar algo por la mera vocación de provocar. Porque todo lo que hace tiene una intención filosófica, aunque buscarla en la pantalla exija bucear entre imágenes que invitan a salirse de la sala. « Alfred Hitchcock dijo que el público eran marionetas y que él controlaba las cuerdas para hacer que se rieran, que lloraran, que se emocionaran... Yo no lo veo así: yo hago un viaje creativo en el que exploto mi relación con el mundo para ver si lo que veo revela alguna verdad, algo interesante, y luego muestro al público lo que he imaginado, lo que he creado, y les invito a tener la misma experiencia que yo he buscado».
Dicho así, ‘Crímenes del futuro’ , la película que estrena aprovechando su visita a San Sebastián , podría parecer otra cosa hasta que aparece lo escrito por Oti R. Marchante tras verla:«Abundan las escenas de cuerpos, cortes en la carne, cicatrices, vísceras y entrañas, pero todo ello con ese punto de falsedad que apenas provoca espanto y muy poquita repugnancia. ‘Crímenes del futuro’ tiene un hermoso final, pero hay que controlar la desgana hasta llegar a él».
Pese a todo, Cronenberg cuenta con éxitos casi masivos, como ‘La mosca’, ‘Promesas del este’ o ‘Una historia de violencia’, estos dos últimos con Viggo Mortensen, «mucho más que un amigo», con el que ahora repite en ‘Crímenes del futuro’ junto a Léa Seydoux y Kristen Stewart. Porque Cronenberg acostumbra a iluminar su oscuro universo con el brillo de las mejores estrellas de Hollywood. Por su cámara han pasado Julianne Moore, Robert Pattinson, John Cusack, Keira Knightley, Michael Fassbender, Naomi Watts, Ralph Fiennes, Jeremy Irons... entre tantos otros fascinados con la turbiedad de un cineasta que renuncia a ser definido como «profético» pese a que siempre le ha gustado imaginar futuros donde a pocos les gustaría vivir.
En este último filme, en ese día de mañana –el que sea, porque no lo ubica en el tiempo– los humanos no sienten dolor, el sexo se practica con bisturís y los artistas «crean» en los órganos de los cuerpos que abren en ‘performances’ quirúrgicas. Una pesadilla, vaya, que él hoy analiza con humor cuando se define como un «ser biónico» por su audífono y porque por fin le han operado las cataratas que desde hace años levantaron un velo borroso en su pupila.
Más allá de la broma, Cronenberg asegura que «los humanos tenemos el impulso de destruir a los seres humanos». Lo dice cuando habla de la guerra en Ucrania o del cambio climático. Y cita incluso a Freud cuando lamenta no ser optimista ante la posibilidad de que el ser humano arregle todos los desaguisados que ha provocado.
Con todo ello, hace ocho años pensó que ya no quería «seguir sufriendo» al hacer cine. Pero ahora vuelve. Por eso, cuando le preguntan por la emoción de un premio a toda una trayectoria mientras sigue rodando (en primavera empezará otro rodaje con Vincent Cassell y Léa Seydoux) se ríe cuando dice que este tipo de premios es una forma de que le digan «basta», que deje de hacer cine. «En realidad, me animan a seguir trabajando», sentenció.
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