Alcohol, escándalos y peleas judiciales: la caída a los infiernos de Johnny Depp
El actor recibe el Premio Donostia en el Festival de San Sebastián rodeado de polémica
Como todos los genios, es capaz de lo mejor y lo peor. Johnny Depp debutó en el cine como una de las víctimas de Freddy Krueger en 'Pesadilla en Elm Street' y, como en la película de terror de Wes Craven, le faltó tiempo para convertir una fantasía en una especie de mal sueño .
Su buen hacer en pantalla le abrió de par en par las puertas de Hollywood, pero sus excesos, las malas decisiones y las relaciones tóxicas le sumieron en una deriva que ya se prolonga varios años. Actor fetiche de Tim Burton, con el que trabajó en siete películas y que le sacó partido incluso con tijeras en las manos, ya ni el director con el que mejor se había entendido ha podido rescatarlo. Cosas de la gente con talento que, como el zumo de las naranjas, cuando no se les exprime, se oxida.
Sumido en una deriva cada vez más profunda, Johnny Depp ha terminado convertido en una suerte de Jack Sparrow : desaliñado, tambaleándose por el alcohol y metido siempre en problemas, incluso cuando, como en este Festival de San Sebastián, se le premia. No sin cierta ambigüedad , con acusaciones al certamen de falta de ética ante la violencia contra las mujeres.
La vida de Johnny Depp nunca estuvo exenta de polémicas. El mismo año que una sobredosis mató a River Phoenix a las puertas de un local del actor, The Viper Room, este destrozaba su suite de un hotel de Nueva York, igual que los protagonistas de la película 'Miedo y asco en Las Vegas'.
Mientras alternaba papeles con Al Pacino o Marlon Brando, o se ponía a las órdenes de Terry Gillian, Oliver Stone o Mike Newell, Johnny Depp se iba enamorando y desenamorando . Como un elefante en una cacharería, nunca lo podía hacer suave y despacio. Mítico fue su romance con Kate Moss, aunque sería el nombre de Winona Ryder, con quien estuvo tres años, el que se tatuó en el brazo en los noventa. La frase «Winona forever» terminó siendo un augurio de lo que estaba por venir cuando se separaron y modificó el tatuaje: «Wino forever» [borracho para siempre]. Fue sin embargo Vanessa Paradis, su pareja durante 14 años, con quien tuvo una hija: Lily-Rose Depp. Aunque la modelo fue su relación más estable, no libró al intérprete de los problemas: en 1999, mientras cenaban en Londres, se peleó con un paparazzi a la salida del restaurante.
Acostumbrado a caminar cerca del precipicio, volvió a trastabillar en 2014, cuando subió completamente ebrio a entregar un premio al mejor documental en los Hollywood Awards de Los Ángeles. La ceremonia cortó por lo sano y rellenó el hueco con anuncios. Días más tarde, Depp se justificó en una entrevista concedida a la revista 'Details', donde confesó que en la industria se sentía «como un perro de carreras». « Esperan que estés a la altura después de una carrera en la que resulta que ganaste accidentalmente . Desde ese primer segundo, no eres nada más que mercancía. Tienen expectativas con otros 'Piratas'... Es genial si funciona. Tío, es tremendo. Pero, Dios, tener eso como tu sello… Soy jodidamente tímido, tío. Vivo, en cierto modo, como un fugitivo. No me gustan las reuniones sociales. Cada vez tengo menos oportunidades de observar, porque es a mí a quien observan. Puedo aceptar ser un fugitivo durante un tiempo, pero no sé cuánto más puede un ser humano aguantar eso. Los actores, básicamente, tienen que ir de puerta en puerta vendiendo su culo para vender la película», resumió el actor.
Parecía que su pareja por aquel entonces, la actriz Amber Heard, apaciguaría a la fiera. El actor de 'Ed Wood', sin embargo, seguía su lenta deriva, mermada cada vez más su carrera por su adicción al alcohol. Marilyn Manson, de quien se hizo amigo, no tuvo escrúpulos en resumir así su amistad con el intérprete: «Johnny y yo nunca fuimos colegas de copas, aunque él fue el que me introdujo en la absenta, puedo culparlo por eso».
A pesar de los escándalos con los que Johnny Depp, acumulaba durante décadas, fue su historia de amor con Heard el que le pasó factura y arruinó su carrera. Después de que su exmujer le denunciara por agresión, y a pesar de que el Tribunal Superior de Londres rechazó que maltratase a Heard, la imagen pública del que fuera el chico malo de Hollywood cambió para siempre.
Y también su carrera. El intérprete, que usó pinganillo para rodar la sexta entrega de 'Piratas del Caribe' debido a sus problemas de alcohol, vio cómo incluso Warner le echaba de la saga 'Animales fantásticos', donde interpretó al villano Gellert Grindelwald. Hoy, en plena 'rehabilitación', recibe el Premio Donostia del Festival de San Sebastián rodeado de polémica.
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