Crítica de 'Los tres mosqueteros: Milady' (**): Lo que da de sí y más Alejandro Dumas
Aunque se enfarraga un tanto la aventura, lo cierto es que se sigue entre brincos, conmociones sentimentales y un tono oscuro que el director le procura tanto en la fotografía como en la trama
Crítica de 'Los tres mosqueteros: D'Artagnan': Todo para uno: el gran reparto

Continúa el director Martin Bourboulon con su mirada panorámica a la obra de Alejandro Dumas, tan panorámica que se le va más allá de la obra y se (a)larga allende las fronteras literarias hasta, si nadie lo remedia, una siguiente película que cuadrará ... la trilogía. La primera fue para D'Artagnan y esta segunda es para Milady de Winter, tan jugosa e insidiosa en su papel Eva Green que podría estirar el chicle a futuras misiones imposibles.
Por lo demás, estamos donde estábamos, en una producción magnífica, llena de lujo, actores de renombre y acción imparable y un tanto ingobernable, y de la que el propio Dumas se quedaría perplejo por los rumbos que toma y, sobre todo, por la sencillez de unos personajes que él concibió complejos. Hay varios giros de argumento, especialmente los referidos a Athos (Vincent Cassel) y a Milady, que tienen ese raro encanto melodramático de las viejas telenovelas; también, las idas y vueltas de Ana de Austria (Vicky Krieps) en la historia, o las idas y vueltas de Porthos (Pio Marmaï) con su bisexualidad.
Aunque se enfarraga un tanto la aventura, lo cierto es que se sigue entre brincos, conmociones sentimentales y un tono oscuro que el director le procura tanto en la fotografía como en la trama. El Cardenal Richelieu continúa en esta entrega algo retraído, como si calentara en la banda, a pesar de que el actor, Éric Ruf, tiene posibilidades en su rostro y en su gesto para haberle dado un buen empujón a la malicia de la historia. En cuanto al protagonista, D'Artagnan, parece haber madurado en esta entrega, ya menos simpático y fresco, más sombrío y frágil sentimentalmente.
Ofrece entretenimiento y el buen empaquetado del mejor cine francés, y además deja la impresión de que Martin Bourboulon, en nada que pueda, continuará con Dumas.
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