Crítica de 'Menudas piezas' (***): El enroque de una maestra 'pija' en un colegio público
Ya se han visto demasiadas películas sobre colegio de extrarradio, pero Velilla le impone su tono especial, la aligera, la endulza y también le pone algunas gotas de amargor y de sentido social
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!['Menudas piezas'](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/play/2024/04/11/MenudasPiezas_DSC5578-baja-RHawrTGzStd1VVzhiX4PwcJ-1200x840@diario_abc.jpg)
El director Nacho G. Velilla hace un cine cercano y fresco, a veces demasiado, que conecta fácilmente con el espectador y con sus ganas de pasar un buen rato. Cuenta historias 'populares' y sobre personajes de por aquí al lado que bailotean alegremente dentro de ... sus clichés. No da la impresión de que vaya a ganar un Oscar, pero sus películas o series, incluso las más guarrillas ('Aída' es una genialidad), le permiten a cualquiera reírse mucho incluso de lo que no tiene ni pizca de gracia. Esta última no solo cuenta con algunas de las sustancias habituales del cine de Velilla, sino que además tiene especial interés, más 'calidad' y hasta más calidez. Es simpática y divertida de principio a fin, y le añade una buena jugada entre el ajedrez y el corazón.
El personaje principal lo interpreta una estupenda Alexandra Jiménez, una mujer que cae en picado hacia arriba a causa de un golpe mortal en su matrimonio: devastadoras primeras escenas, con la actriz desmelenada y maravillosa ante su puerco marido (Alain Hernández carga con él). El argumento no es original, pero lo convierten en singular sus actores, ella y todo el equipo del colegio público al que va a dar clases cuando su vida se derrumba. Ya se han visto demasiadas películas sobre colegio de extrarradio, alumnos en fase de descomposición y desintegración, profesora 'pija' e ilusionada y ambientes al borde de lo delictivo, pero Velilla le impone su tono especial, la aligera, la endulza y también le pone algunas gotas de amargor y de sentido social.
Bien es cierto que el ajedrez es un juego cuyos engranajes no se dominan en un pispás, como la historia nos deja creer, pero se utiliza aquí como detonante y le proporciona ilusión, intriga, esperanza, camaradería, igualdad, libertad y fraternidad a esos ambientes tan desprovistos de ello. Y se permite también 'Menudas piezas' sus momentos de emoción húmeda, de calado sentimental, especialmente en la relación familiar de Alexandra Jiménez con su padre, Francesc Orella, o su hermana, María Adánez, que cumplen junto a Miguel Rellán y Luis callejo esa función de equilibrio actoral entre la veteranía y ese borbotón interpretativo de todos los jóvenes escolares, como Rocío Velayos, Pablo Louazel, Verónica Senra y Kiko Baena, que se estrenan en la pantalla y la vuelven del revés.
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