Crítica de 'Gladiator II' (***): Un tobogán mágico a las pasiones y épica de la Antigua Roma
El protagonista, Lucius, lo interpreta Paul Mescal, actor de muchas cualidades pero que no tiene el empaque, el carisma y la poesía que tenía Russell Crowe en su interpretación de Máximo
La historia real que Ridley Scott no te contará en 'Gladiator II'
![Paul Mescal en 'Gladiator II'](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/play/2024/11/11/GL2_05931RC2-U60534925762oyF-U603333632800kSD-1200x840@diario_abc.jpg)
Este mes cumple Ridley Scott ochenta y siete castañas, un chiquillo si se le compara con Clint Eastwood y sus casi noventa y cinco, pero no le han faltado ni fuerzas ni dinero para levantar su impresionante carpa cinematográfica y hacer una segunda parte ... de 'Gladiator'. La anterior la estrenó hace veinticinco años y, como en aquella, mantiene ahora un esqueleto en cuya columna vertebral hay una cierta conexión con la Historia y en cuya médula incorpora la ficción, la imaginación, el falseo o recomposición de personajes, situaciones y tramas…, todos pecados veniales para que la película resulte fascinante, épica, melodramática, en constante progresión e intriga y de una sorprendente espectacularidad.
A la Historia de Roma pertenece, naturalmente, Marco Aurelio, su legado y su hijo Cómodo, un majareta sanguinario al que ni siquiera Joaquin Phoenix pudo exagerar en la primera película, y también su hermana Annia Aurelia Lucila, personaje retocado por la ficción y que aparece de nuevo en esta segunda parte con capital importancia en los dramas… El ficticio Máximo y el real Cómodo, Russell Crowe y Joaquin Phoenix, terminaron sus días en la arena del circo y en un duelo que no es historia de la antigua Roma pero sí del cine. Y comienza esta continuación algunos años después con el joven Lucio Aurelio Vero, nieto de Marco Aurelio, hijo de Lucila, que tuvo que 'desaparecer' de niño tras la muerte de Cómodo y las intrigas sucesorias.
El guion de David Scarpa con los personajes creados por David Franzoni se acomoda para que todo encaje, no con la Historia, sino con la aventura, la tensión dramática y el volcado de sentimientos y audacias que un filme necesita para que el espectador entre a él con los ojos tan desorbitados como aquellos primeros que entraban a ver 'Viaje a la Luna', de George Méliès. Y se tritura y aliña el argumento de tal modo que cualquier historiador sienta la tentación de 'ponerse las botas' al ver, por ejemplo, que Marco Opelio Macrino (Macrinus en la película y Denzel Washington su 'ocupante') es un mercader de gladiadores y un agitador de senadores en vez del emperador romano que fue entre los años 217 y 218. El hecho de convertir a Macrinus en mercader en vez de emperador le procura a la trama todo el espectacular paisaje de gladiadores y peleas increíbles en el circo romano. Y además, Washington, un actor genial para personajes fuertes y taimados, se convierte aquí en una pieza clave de ínfulas casi shakespearianas.
El protagonista, Lucius, de estirpe de emperadores, lo interpreta Paul Mescal, actor de muchas cualidades pero que no tiene el empaque, el carisma y la poesía que tenía Russell Crowe en su interpretación de Máximo, aunque Ridley Scott sabe adornarlo y darle la distancia justa para que lo que le 'falta' no se imponga sobre lo que ofrece en la pantalla. Su relación de odio con el personaje de Pedro Pascal, Marcus Acacius (segundo marido de Lucila, que en realidad sería Claudio Pompeyano, al que la historia real le dio otros problemas muy distintos que a Marcus Acacius), también aporta momentos de épica y dignidad.
![Imagen principal - Arriba, Paul Mescal lucha contra Pedro Pascal en la arena del Coliseo creado por Ridley Scott; abajo, Connie Nielsen en la película. A la derecha, el nuevo Gladiador listo para la pelea](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/play/2024/11/11/GL2_07002R4-U60534925762oyF--758x470@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 1 - Arriba, Paul Mescal lucha contra Pedro Pascal en la arena del Coliseo creado por Ridley Scott; abajo, Connie Nielsen en la película. A la derecha, el nuevo Gladiador listo para la pelea](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/play/2024/11/11/GL2_29833R-U60534925762oyF--464x329@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 2 - Arriba, Paul Mescal lucha contra Pedro Pascal en la arena del Coliseo creado por Ridley Scott; abajo, Connie Nielsen en la película. A la derecha, el nuevo Gladiador listo para la pelea](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/play/2024/11/11/GL2_05768R2-U60534925762oyF--278x329@diario_abc.jpg)
La galería de personajes y actores se completa con esa mujer indeleble que es Connie Nielsen, tan espectacular en esta película como en la anterior (¡hace 25 años!), y la presencia entre histórica y burlesca de los hermanos emperadores, Caracalla y Geta (Joseph Quinn y Fred Hechinger), completamente chiflados, tarados, sanguinarios y, según cuenta la historia, con ganas constantes de matarse el uno al otro, algo que finalmente consiguieron. En 'Gladiator II', Ridley Scott los presenta convenientemente exagerados, maquillados y risibles para que no se escapen de su misión en lo ficticio y trágico del argumento.
Pero, lo esencial de esta película, lo que embauca con su magnetismo es la capacidad de este director para levantar el espectáculo con una puesta en escena asombrosa, con todo el poder narcótico del cine, con secuencias imposibles que convierten todos esos agujeros de la Historia en un viaje del espectador a bordo de un tobogán mágico. Las luchas en el circo, la osadía de 'inventarse' animales o de colocar allí especies ilógicas (¡hasta tiburones!), las batallas navales, la reconstrucción apabullante, a cámara abierta, de los lugares, la época y las circunstancias.
En resumen, una película llena de acción, pasión y sorpresas para la vista, que tal vez no sea del agrado del rigor (mortis) del realismo, la credibilidad o la Historia, pero que engrandece la gran pantalla, el gran cine y las ganas de ir rápido a ellos.
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