Crítica de 'Flash': El gran flashazo es Maribel Verdú
El artefacto argumental es ingenioso, requiere de idas y vueltas en el tiempo y de estancias en diversos espacios y mundos paralelos
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![Fotograma de 'Flash'](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/play/2023/06/14/ezra-miller-flash-2023-3045282-Rj7QfihKK2TtNgQHrFtzZFK-1200x840@abc.jpg)
Tal vez en nuestro barrio no lo haya, pero en el cómic, el cine, la ciencia ficción y los videojuegos sí hay un 'universo extendido', un batiburrillo de mundos, superhéroes, realidades y cruces espacio temporales que pueden pillar por sorpresa a cualquiera mientras se toma ... un té. No hay que mover ni el meñique: se puede ver y disfrutar una película como ésta, puro DC Extended Universe, mientras se apura la taza y sin saber apenas nada ni de la Liga de la Justicia, ni de la variedades Marvel, ni de la frondosidad del multiverso. Es, en sí, una juerga visual y mental, desde luego para todos aquellos doctos en la materia, tipo Sheldon Cooper, pero también para quien sólo maneje de ella conceptos muy primarios, como que el papel de Batman lo han interpretado varios actores, Ben Affleck, Michael Keaton o George Clooney, entre otros.
El director argentino Andy Muschetti le ha dado forma a este personaje, Flash, que pertenece a la arqueología del cómic y del 'pulp', y que, hasta ahora, francamente no había tenido mucho que decir en el cine y la televisión. De hecho, el director le ha encontrado un estímulo esencial, humano y emocional para que trascienda la mera aparatosidad y espectacularidad del superhéroe: el personaje que interpreta Maribel Verdú, Nora Allen, la madre de Flash, que es la que le proporciona peso, profundidad, a una historia que, sin ella, podría confundirse con tantas otras. Un trabajo de actriz tan provisto de carne, de espíritu, cercanía y frescor que se convierte con sencillez en claridad pura entre la galaxia de estrellas que también salen en la pantalla.
El artefacto argumental es ingenioso, requiere de idas y vueltas en el tiempo y de estancias en diversos espacios y mundos paralelos (hay conflicto con lo razonable, pero no con lo inteligible), y la mayor gracia de la película está en los numerosos gags sobre los encuentros y cruces entre héroes, personajes y actores, como Affleck y Keaton trajeados de Batman, o los 'flashazos' de Jason Mamoa o Gal Gadot. El protagonista es Ezra Miller, ese actor más complicado y polémico que votar un día de julio, pero lo cierto es que, una vez que te acostumbras a su pintilla, a su gesticulación amanerada y a su peculiar modo de correr, se le encuentra esa mezcla perfecta de dureza y fragilidad que pide el personaje.
Se agradece, incluso, que el personaje y su protagonista, Flash y Ezra Miller, ambos caóticos y justos de carisma, no acaparen el interés y la gracia de la película y que el peso recaiga en los superhéroes que entran y salen, especialmente Michael Keaton, o Sasha Calle, o en las apariciones de Maribel Verdú. Abundan las escenas espectaculares, y las emotivas, y los golpes de ingenio y de gracia; se entienden los juegos temporales, las aliteraciones, los efectos mariposa y los ecos a Michael J. Fox en 'Regreso al futuro'. Es muy movida y divertida y quizá no haya que buscarle mayores trascendencias.
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