Crítica de 'Cónclave' (***): Intrigas políticas, humanas y religiosas en el Vaticano

El guion de Peter Straughan (basado en una novela de Robert Harris) adquiere la forma de un thriller en el que el argumento patina veloz sobre lo divino y lo humano, las diversas tendencias de la Iglesia y el revuelo de conspiraciones, dilemas políticos y religiosos, intereses, revelaciones inesperadas, secretos que se abren y puertas que se cierran.

El personaje central, el vértice de las tramas, es el cardenal Lawrence, el camarlengo, casi un detective al cargo del cónclave y de sus protocolos, que interpreta Ralph Fiennes con un perfecto inventario de matices y colorea su personaje y señala los enormes dilemas a los que se ve sometido tanto él como la Iglesia. Uno de sus mejores trabajos. Y le acompañan actores excelentes y que tienen, además, momentos deslumbrantes, de enorme peso moral y tensión humana, como John Lithgow, Stanley Tucci, Sergio Castellito…, cada uno poniéndole cuerpo y espíritu a las diferentes posturas de la Iglesia. Isabella Rossellini, en un papel exótico, el único femenino, entre todos los aspirantes a papa.

El interés de 'Cónclave' es, como mínimo doble, pues por un lado el director Edward Berger realiza una puesta en escena puntillista, con gran miramiento de las formas, etiquetas y ceremonias durante la elección y con un enorme gusto en la planificación, encuadres, iluminación y clima. Abre a los ojos esa situación envasada al vacío que es la elección de un nuevo Papa. Y por otro, mediante el desarrollo de las intrigas 'palaciegas', el suspense de las conspiraciones, las zancadillas, los misterios que se revelan y los rumbos, a veces incompatibles, que pretende tomar la Iglesia, ofrece una entretenidísima historia situada en un lugar de santidad pero en el que crepitan algunas indigencias del ser humano, la ambición, la codicia, la falta de escrúpulos.

No le falta a 'Cónclave' ni el sentido del humor ni su hoja afilada, señala el corazón y también las vísceras de los cardenales, y además apunta, con su desenlace desenfrenado, original y provocador, algunas de las grietas en el alma del catolicismo, como por ejemplo el papel de la mujer.