Hazte premium Hazte premium

Crítica de 'El clan de hierro' (**): Todos los juguetes rotos de casa

No tiene el empaque de una gran producción, pero capta bien la ambientación y la complicada estética de los años setenta y ochenta

Todas las críticas de cine de ABC Play aquí

'El clan de hierro' BBC Film
Oti Rodríguez Marchante

Esta funcionalidad es sólo para registrados

El canadiense Sean Durkin, que dirigió hace años la extraña y muy valorada 'Martha Marcy May Marlene' sobre los círculos cerrados de una secta, altera aquí en cierto modo el orden de los factores pero no el producto: el círculo cerrado de un clan familiar y deportivo. La vida real de los hermanos Von Erich, que dedicaron su vida al 'wrestling' o lucha libre espoleados siempre por su propio padre, frustrado en ese deporte hasta la completa obsesión.

Película llena de pectorales, entrenamientos, combates, 'llaves' y una mezcla entre la lucha real y el espectáculo, pero también llena de vida familiar, auténtica hermandad y una caída progresiva y depresiva motivada tanto por lo deportivo como por lo humano y paterno filial. De la parte sórdida y depresiva de este deporte ya habló Darren Aranofsky en 'The wrestler' (El luchador), con un Mickey Rourke impresionante en el mejor trabajo actoral de su vida, y que aquí se derrama o reparte entre los tres hijos y sus diversas fatalidades. Interpretados por Zac Efron, Jeremy Allen White y Harris Dickinson (el de 'Triángulo de la tristeza'), realmente fantásticos los tres y especialmente Zac Efron, quien, con el rostro algo perjudicado y un tono muscular excesivo, rarote, se saca a sí mismo una cantidad insólita de matices para componer su complejo personaje de hermano mayor, preferido, preterido, creído y descreído. Excelente.

No tiene el empaque de una gran producción, pero capta bien la ambientación y la complicada estética de los años setenta y ochenta, igual que las peculiaridades de ese deporte tan fronterizo y en cierto modo grotesco y su entorno muy cercano al espectáculo circense. Aunque lo mejor ambientado es el círculo familiar, el absoluto control físico y 'espiritual' del patriarca, interpretado con enorme fuerza por Holt McCallary, conocido especialmente por la serie 'Mindhunter' y uno de esos secundarios rocosos que ennoblecen los momentos más duros del cine de acción, y la mezcla de devoción, desconfianza y sentido de pertenencia que transmitía a sus hijos.

Son momentos de buen cine, de finísima interpretación y de máxima sutileza en el trato de las emociones cuando el padre toma las decisiones sobre cuál de sus hijos es el que debe prepararse para competir por el campeonato mundial. O todos esos en los que se desliza la sugerencia de que una especie de maldición persigue a los miembros de la familia, y la dependencia entre los hermanos, la necesidad de contacto entre ellos o la forma de contar y de soportar las fatalidades que parecen perseguirlos.

Es de suponer que la película le interesará más a todo aquel que conozca el entresijo del 'wresting', a los que han sido sus estrellas y sus juguetes rotos, pero como historia dramática, de ilusiones perdidas y de batidos emocionales y familiares, le resultará intensa y cercana a cualquiera.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación