Crítica de «Un acuerdo original»: La gracia de una expareja unida
«La cosa no tendría mayor recorrido si ellos dos no fueran como son ni tuvieran la gracia que tienen»

Original es el acuerdo y original es la película, pues la escriben, dirigen e interpretan Romane Bohringer y Philippe Rebbot, cuya historia de pareja o expareja es la que vemos en la pantalla con todos sus aderezos reales, sus hijos, sus padres y sus circunstancias, que son, precisamente, el acuerdo original del título. Roman y Philippe se separan, pero solo un poquito, pues se mudan a apartamentos contiguos y una zona libre entre ellos que es la habitación de sus dos hijos pequeños. La cosa no tendría mayor recorrido si ellos dos no fueran como son ni tuvieran la gracia que tienen , en especial Philippe Rebbot, un veterano actor con aspecto de «clochard», con enorme chispa e impudor intelectual y que se ríe de sí mismo como una jauría de hienas. La complicidad entre ambos es, aun separados, maravillosa.
Toda la película está bendecida por la frescura y hay momentos de enorme realismo y naturalidad, en los que uno duda si lo interpretan o lo viven… Otros, como los de las floridas terapias y las luchas por « el territorio» , ya parecen cocinados para la ocasión, pero no por ello dejan de resultar divertidos y extravagantes. Tanto la forma, como el fondo y el trasfondo juegan con la idea de un modelo familiar alternativo, pero con más humor y desparpajo que moralina…, no da la impresión de que quieran venderte su «paquete vital», sino más bien divertirse y divertirnos con su propia historia.
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