José Luis López Vázquez, el actor de nuestra vida
Su rostro se las ha arreglado para contener todos los vicios y virtudes del español

Al reparto de dones para ser actor de cine, José Luis López Vázquez no llegó el primero y n o le tocó ni el plano corto de Paul Newman , ni la altura de Gary Cooper, ni la elegancia de Cary Grant , ni ... la voz de Laurence Olivier; pero, en el prorrateo, no salió mal parado, pues tuvo un plano corto queridísimo, una altura inconmensurable, una elegancia cercana, humana, y una voz propia y realmente inconfundible.
Desde que apareció por primera vez en la pantalla en ‘María Fernanda, la jerezana’, de Enrique Herreros, y en un papelín diminuto y casi irreconocible, y hasta su última película, en 2007, ‘¿Y tú quién eres?’, de Antonio Mercero, el rostro de José Luis López Vázquez se las ha arreglado para contener prácticamente todos los vicios y virtudes del (y también de lo) español.
El territorio propicio para que este actor diera su cien por cien fue la comedia, en la que su rostro, su voz, su figura le otorgaban a cualquier personaje esa calidad de vecindario, de tramo de escalera; pero es igual de cierto que en lo dramático, lo trágico, López Vázquez alcanzaba niveles aún superiores al cien por cien, y valgan como ejemplo de ello ‘Mi querida señorita’, de Jaime de Armiñán, o ‘La prima Angélica’, de Carlos Saura, donde llegaba al límite de lo verosímil: sin dejar de ser él, era una mujer, y sin dejar de ser él, era su recuerdo de niño.
Podría decirse que en ese rostro de López Vázquez, tan poco sujeto a cambios a lo largo de su vida y extensísima filmografía, cupieron una inmensa variedad de metáforas, siempre prestándole con su talento una segunda lectura a la pretensión de los directores, que lo buscaban (y encontraban) como a un Santo Grial. Fue el rostro de las pillerías de Berlanga y la bala de su escopeta, de las divertidas negruras de Mercero, de los divertimentos de los sesenta y de los cambios hormonales de los setenta… Fue y es el actor de nuestra vida.
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