Qué mala es la edad
No es que las chicas de ‘Sexo en Nueva York’ estén mayores, que lo están, es que están fuera de un mundo al que se quieren adaptar lastimosamente

La edad está tratada con realismo en 'And just like that' (HBO Max) . Aunque Carrie sigue atrapada en un estilo feérico, como de hada tronada escapada de un bosquecillo, no se esconden los efectos del tiempo en ellas y los primeros planos muestran unas ... arrugas tan inevitables como los rascacielos.
El problema es todo lo demás. Sus diálogos en los restaurantes neoyorquinos, copiados hasta la saciedad, ahora resultan tristes y poco creíbles. Es inverosímil que alguien pueda soportar a la pesada de Charlotte.
La serie recupera un punto divertido en el episodio tres y hay momentos del viejo brillo en la despedida de Mr. Big , pero en general, las chicas de Nueva York son desplazadas por la actualísima lata de lo ‘woke’. Hay personajes trans, no binarios y profesoras feministas, y es curioso que la más afectada y atribulada al respecto sea Miranda, la abogada. Es como si representase la fascinación y el trauma de lo jurídico ante la nueva igualdad, la nueva ley.
Samantha, la amiga promiscua, la hembra devoradora, es sustituida por Che Díaz , personaje no binario, bisexual, fluido, y para colmo ‘comediante’. Es casi un cliché que seduzca a Miranda hasta la revolución, que no es tomar edificio alguno sino 'cambiar'. El cambio personal (sexual) es la conmoción, todo lo demás constante como dicen en economía.
Lo mejor es Stanford (q.e.p.d.), el único que conserva la gracia. Es revelador que su pareja gay, Anthony, resulte el más conservador, el autorizado para poner sentido común cuando la niña de Charlotte se revela niño.
No es que las chicas de ‘Sexo en Nueva York’ estén mayores, que lo están, es que están fuera de un mundo al que se quieren adaptar lastimosamente. Adiós columna, hola podcast. Ojalá un personaje como la baronesa de 'Fue la mano de Dios', protagonista de la escena memorable del desvirgamiento de Fabietto/Sorrentino. Es una vieja vieja en un mundo clausurado, pero conoce y trasmite las eternas verdades de la vida. El poder de 'la grieta' o la verdad fisiológica y sexual de la imaginación coital, su objeto fijo: «Una vez que empiezas no puedes cambiar de canal».
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