Crítica de 'Mr. Wain': El hombre que le puso el cascabel al gato
El buen trato visual, el cuidado en los detalles y la originalidad en la construcción del relato le otorgan un plus de interés a la vida de este artista

Drama biográfico sobre un artista británico poco conocido, Louis Wain , ilustrador que dedicó la mayor parte de su obra a pintar gatos y un universo en el que eran absolutos protagonistas. No es del todo evidente que el personaje o su obra tengan ahora un especial interés, pero la película dirigida por Will Sharpe sí presenta al menos uno: el trabajo de Benedict Cumberbatch para encarnar a Wain, al que le avitualla de enorme complejidad psicológica, encanto naíf y esa energía eléctrica de la que habla el título original ( 'The electrical life of Louis Wain' ). Por lo que Will Sharpe cuenta y Cumberbatch da a entender con su interpretación, Wain era un dibujante excepcional (es gustoso verlo dibujar con las dos manos), con un punto de extravagante locura sin un gramo de maldad y con una capacidad asombrosa para vivir en la raya de la insensatez en plena época victoriana.
Más poso que su pintura deja, en la piel de la película, su conmovedora y peculiar historia de amor con la institutriz de sus hermanas menores, personaje que interpreta con encanto Claire Foy , y entre ambos y la irrupción de pensamientos, dibujos y colores en el plano se fragua alrededor de este 'biopic' un suave sentido de comedia que hace digerible el fondo dramático de todas esas vidas. El buen trato visual, el cuidado en los detalles y la originalidad en la construcción del relato le otorgan un plus de interés a la vida de este artista.
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