Crítica Saura(s): La otra gran obra de Saura
El director, Félix Viscarret, no busca despejar las equis de sus películas, sino que busca más bien a la persona

Carlos Saura es un personaje clave en la historia del cine español, y su filmografía, tan variada como escurridiza, puede traerle la sospecha al espectador de que un documental sobre él ha de patinar forzosamente sobre esa pista de hielo, pero también de encantos e incógnitas, que es su cine.
El director, Félix Viscarret , no lo hace, no busca despejar las equis de sus películas, sino que busca más bien a la persona, o aún más certeramente, a sus circunstancias. Son sus hijos, los siete presentes y el ausente (Shane Saura Chaplin, nacido de su relación con Geraldine Chaplin), la revelación aquí.
De las conversaciones y confesiones con ellos se atisba un algo de la personalidad familiar de Carlos Saura Atarés, y también un algo de sus perfiles de cineasta (tan influidos por sus cambios de productor y de pareja) y de la peculiar relación, el ser y el estar, con sus hijos, que intentan rodearlo emocionalmente (en especial, la hija menor, Anna Saura Ramón , su presente activo e incansable) ante la cámara de Viscarret, ante la cual él no disimula su incomodidad y recelos.
Es lo curioso de este documental, lo cómoda y hasta entrañable que resulta la incomodidad de Saura ante sí mismo y sus «circunstancias», y lo mucho que sugiere de él, de los suyos y del entresijo de su obra.
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