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El premio de «Aquí y allá» y el castigo de Cronenberg

La auténtica sorpresa del día ha sido «En la niebla», de Loznitsa

El premio de «Aquí y allá» y el castigo de Cronenberg efe

E. rodríguez marchante

La contrariedad por el fiasco de la película de Cronenberg, «Cosmópolis» , se taponó por completo con la alegría del premio para «Aquí y allá», la primera película de Antonio Méndez Esparza y ganadora en la sección La Semana de la Crítica . Su sencilla y emocionante historia de un mexicano que vuelve a casa tras varios años de inmigrante en Estados Unidos atrapó a todo el mundo desde principio a fin, y especialmente al jurado.

Mientras tanto, en la zona noble del Festival, en la competición, Cronenberg arrojaba a la pantalla su visión o su reflexión sobre el final del capitalismo, con la profundidad política, económica y social del trabajo de un chiquillo de primaria y con las metáforas colgadas del pintazo de Robert Pattinson a bordo de una limusina, que rima con bizantina, que era el fondillo de la discusión que iba manteniendo con sucesivos personajes cuyo interés estaba tan bajo como el bono alemán.

«Cosmópolis» es un día por un Nueva York atascado por la visita del presidente («¿a qué presidente te refieres?» es una de las frases más ingeniosas de la película, y la dicen, para que se note, varias veces) y (no)visto desde el interior de esa limusina, signo y seña de nuestra época que comparten Cronenberg y Leos Carax , que también ha vertido todo su ingenio en el interior de una de ellas.

La idea de la inanidad de «Cosmópolis» la da la presencia de Juliette Binoche en una sola y prescindible escena… Pues como ésa, prácticamente todas hasta que al final Paul Giamatti entra en el discurso y le otorga el poco sentido que tiene aquello. Por lo que sea, el caso es que Cronenberg ha decidido tomarse un descanso del buen cine que venía haciendo los últimos años… Todo el mundo tiene derecho a un descanso, incluidos los que estamos ya hasta las narices de este festival que está a punto de diluirse.

Joya bielorrusa

La tapada del día en la competición era la bielorrusa «En la niebla» , de Sergei Loznitsa , y fue de lo mejor que ha ofrecido esta edición de Cannes; contenía una buena historia dentro, entre bélica y ética, con tres buenos personajes y filmada con mucha precaución, con pies de plomo y, quizá, con un exceso de pachorra y de tiempo malherido probablemente por el único motivo de ese miedo de todo cineasta con alardes a hacer su obra en hora y media: «En la niebla» pasa de las dos, pero habría quedado mejor vestida si se le arrancan de cuajo treinta o cuarenta minutos de caminata por el bosque.

Pero lo esencial es la trama, que trata de la delación, de la colaboración con el enemigo, pero también, y muy profundamente, de la falta de confianza de los que te rodean, que prefieren creer al enemigo de ahora que al amigo de toda la vida, lo cual la conectaba con la película de Thomas Vinterberg, «La caza».

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