Muere a los 81 años Robert Altman, el disidente «oficial» de Hollywood
Nacido en Kansas hace 81 años, el director, productor y guionista Robert Altman, fallecido el lunes en un hospital de Los Ángeles, llevaba más de media vida detrás de una cámara. Tenía fama de díscolo

Nacido en Kansas hace 81 años, el director, productor y guionista Robert Altman, fallecido el lunes en un hospital de Los Ángeles, llevaba más de media vida detrás de una cámara. Tenía fama de díscolo e independiente, pero encontró financiación para medio centenar de largometrajes y trabajó en decenas de series de televisión. Tras seis candidaturas fallidas, hace unos meses recibió un Oscar honorífico por el conjunto de su carrera. «Nunca tuve que dirigir una película que no escogiera», afirmó aferrado a su estatuilla, que dedicó a su mujer, Kathryn Reed.
Su carrera no es un ejemplo de uniformidad, pero frecuentó géneros tan diversos como el musical, el «western», el cine bélico, la comedia y el drama, y en todos ellos dejó su impronta, una reconocible capa de cinismo que a la larga le valió el respeto de una industria en la que supo integrarse sin doblegarse nunca. «En la gran tienda de Hollywood, ellos venden zapatos y yo hago guantes», comentó en cierta ocasión.
Entre sus títulos destacan «MASH», por el que recibió la Palma de Oro en Cannes, «Los vividores», «Nashville», «El juego de Hollywood», «Vidas cruzadas», «Kansas City», «Cookie´s Fortune» y «Gosford Park». En la pequeña pantalla trabajó en series como «Bonanza» y «Alfred Hitchcock presenta». Activo hasta el final, este mismo año había presentado en el Festival de Berlín «A Praire Home Companion».
Por siempre bombardero
Robert Altman empezó estudiando en una escuela católica, pero su vocación era más bélica que religiosa y, tras un periodo de aprendizaje en una academia militar, combatió como piloto de bombarderos en la Segunda Guerra Mundial. Acabada la contienda, no dejó de lanzar bombas, por lo general en forma de guiones para la televisión. Pronto empezaría a dirigir episodios.
En 1970 le llegó su gran ocasión cuando le ofrecieron dirigir la sátira bélica «MASH», proyecto que había sido rechazado por una docena larga de cineastas. Altman aprovechó las posibilidades corrosivas de la historia y criticó la actuación estadounidense en Vietnam con una acidez inusitada en el medio. Su éxito propició la longeva serie de televisión protagonizada por Alan Alda.
El siguiente gran triunfo de Robert Altman llegó cinco años después con «Nashville», referente indiscutible de la música country que le valió su segunda nominación al Oscar. Con los estudios a sus pies, no volvería a repetir una victoria así hasta que en 1992 dirigió «El juego de Hollywood», con la que dio un giro a su carrera y sus filmes empezaron a hacerse reconocibles por sus impresionantes repartos. La fórmula alcanzó su apogeo con «Vidas cruzadas», complejo entramado de historias con el que inventó un género que sigue vivo.
Algún patinazo, como el de «Prêt-à-porter» en 1994, no propició el declive de un director que, al borde de los setenta, no había dicho su última palabra. Con «Cookie´s Fortune» demostró que su ironía seguía bien afilada y en 2001 se sacó de la manga la excelente película de época «Gosford Park», donde mezclaba comedia, drama, intriga y crítica social.
Cuando recibió el Oscar honorífico en marzo de este año, desveló que vivía desde hacía una década gracias al corazón de una mujer, pero que había mantenido el trasplante en secreto para poder seguir trabajando. Sid Ganis, presidente de la Academia de Hollywood, definió a Altman como un innovador que había «redefinido géneros, inventado nuevos modos de utilizar el medio y revitalizado los antiguos». Este vividor tenaz tenía cinco hijos de tres mujeres.
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