Muere, a los 81 años, Charles Bronson, el vengador justiciero de Hollywood
Hizo numerosos papeles secundarios, siempre de tipo duro. Entre sus principales interpretaciones, «Los siete magníficos», «La gran evasión» o «Doce del patíbulo»
![REUTERSBronson, en una escena de «El vengador 3: el justiciero de la noche»](https://s3.abcstatics.com/media/200309/02/web_48.jpg)
NUEVA YORK. Protagonista de algunas de las películas más violentas fabricadas en el Hollywood de los años 70, fue su controvertido papel en «El justiciero de la ciudad (Death wish)», de 1974, la película que, a pesar de las malas críticas, le hizo también un actor de renombre en EE.UU.: «No hago películas para los críticos, que además no pagan por verlas», declaró tras los denuestos que cosechó su papel de un arquitecto que se toma la justicia por su mano en las calles de Nueva York para vengar la muerte de su mujer y la violación de su hija.
Bronson, que rodó cerca de cien filmes, entre largometrajes y series de televisión, nació en 1921 en el barrio minero de Ehrenfeld, Filadelfia, undécimo hijo de los 15 vástagos de una pobre familia de inmigrantes lituanos. Apenas conoció a su padre, cuya muerte, cuando Charles tenía diez años, no hizo sino agravar la miseria familiar. A los 16, la futura estrella de cine empezó a trabajar como minero: recibía un dólar por cada tonelada que conseguía arrancar de las entrañas de la tierra. Tras emplearse en varios oficios, entró en contacto con la farándula cuando trabajaba como pintor y alquilaba sillas en la playa de Atlantic City. Viajó a California a fines de los cuarenta, dejó la brocha por la actuación, tomó lecciones de interpretación y empezó a desempeñar pequeños papeles. En los años 50 decidió borrar sus orígenes y sustituyó su Buchinsky natal por el recio Bronson.
Reconocido por el público italiano, francés y español, su rostro enjuto y su voz aguardentosa le granjearon numerosos papeles secundarios en personajes duros que no se andan con contemplaciones, inconfundible en cintas como «Los siete magníficos», «La gran evasión» o «Doce del patíbulo». Su intervención en «El pasajero de la lluvia», un «thriller» francés de 1969, o en «spaguetti western» rodados en España o Italia, como «Érase una vez en el Oeste» o «Sol rojo», convencieron a los incrédulos de que había más que músculos y fiereza en Charles Bronson, pero, aunque intentó huir del encasillamiento, películas como «Yo soy la justicia» y sus secuelas no hicieron sino labrar a fuego la figura y la fama de un actor que será recordado como justiciero.
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