Lost in Versalles
«María Antonieta»| (((( | EE.UU. | 2006 | 123 minutos | Género-Biográfica | Directora-Sofia Coppola | Actores-Kirsten Dunst, Jason Schwartzmann |E. RODRÍGUEZ MARCHANTEA Sofia Coppola la conocemos
«María Antonieta»
| (((( | EE.UU. | 2006 | 123 minutos | Género-Biográfica | Directora-Sofia Coppola | Actores-Kirsten Dunst, Jason Schwartzmann |
E. RODRÍGUEZ MARCHANTE
A Sofia Coppola la conocemos desde siempre, desde que su padre y «padrino» decidió involucrarla ya desde bebé en su cine, hasta que la convirtió en polémica protagonista de su tercera y operística entrega de su obra maestra; pero a Sofia Coppola sólo la reconocemos desde que firmó como directora la sorprendente «Lost in traslation», película que preludia esta «María Antonieta» y que, en cierto modo, la anuncia. Sin tener nada que ver, incluso siendo antípodas, un hilo las une: en aquélla traía la joven directora una idea, un sentimiento, algo muy íntimo escondido en su puño cerrado; en ésta, abre violentamente la mano y saltan embarulladas y polícromas las ideas y los sentimientos... Pero el hilo existe, aunque sólo sea porque en ambas retrata a una joven desorientada en un mundo extraño, sea en un hotelazo japonés o en la marciana corte de Versalles del crepuscular Luis XVI.
O ese otro evidente hilo, o est(h)ilo, de la propia directora, pero en ese sentido se acerca con más fuerza a su primera película, «Las vírgenes suicidas». Sofia Coppola aborda el retrato de una figura histórica y lo presenta vivo, apabullante, aparentemente banal y profundamente arriesgado de esa niña obligada a ser reina de Francia en el peor momento para ello; y como fondo a la figura, una época en la que lo frívolo espumea hasta salirse del cuenco y convertirse en otro esdrújulo: lo trágico. Y el gran ejercicio de la directora consiste en la elusión, por un lado, de lo trascendente de la época (no sale de Versalles, no mira París, hasta que un «parís» mayúsculo pero minúsculo se le cuela a voces en Palacio), y en la ilusión, por otro lado, del personaje por trascender incluso por encima de la época o la Historia. El resultado es casi un pacto entre ellas, entre las tres: Sofia Coppola, María Antonieta y la actriz que la encarna, Kirsten Dunst. La puesta en escena fastuosa, llena de un esplendor kitsch y de un sentimiento de tesoro enjaulado; la imagen atractiva, infantil, vacua y un tanto hortera de una joven animada por las circunstancias a perder la cabeza y, en el fondo, más revolucionaria que los que se la reclamaron; la interpretación de una actriz cuyo desparpajo deja una idea equidistante de lo moderno y lo dramáticamente obsoleto...
Y el riesgo de Sofia Coppola es tratarlo todo eso con un ojo semicerrado en la Historia y el otro bien abierto en su propia Filosofía, haciendo natural la mixtura de músicas (el rock con el barroco), de colores, formas y ritmos que, insólitamente, no chocan con lo que cuentan, sino que lo subrayan, lo estimulan, le dan un sentido profundo dentro de su ambición de superficialidad. Gustará más o menos, pero es una visión sumamente original del personaje y una película deslumbrante.
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