Brad Pitt dispara y Ken Loach divierte en el Festival de Cine de Cannes
La pareja de Angelina Jolie ha sido el hombre del día, aunque la película que el británico ha presentado ha sido un golpe cinematográfico de aire fresco
El hombre del día en Cannes ha sido Brad Pitt , que interpretaba a un asesino lacónico con perfil de los de Tarantino pero en una película locuaz de Andrew Dominiq titulada “Killing them softly” . Pero el cineasta del día era Bernardo Bertolucci , que presentaba fuera de concurso “Io e te”, un melodrama claustrofóbico y juvenil muy en la línea de sus obsesiones cinematográficas, madre, hermanos, heroína y pubertad.
Y a pesar de ello, la película del día no era ninguna de éstas, sino “The angel's share”, de Ken Loach, un golpe de aire fresco, de comedia y de vitalismo que le permitía al personal sacarse de encima varios kilómetros de malos rollos cinematográficos.
Y al lado de todo esto, se proyectó en la sección Semana de la Crítica la película española “Aquí y allá”, de Antonio Méndez Esparza , un limpio y sencillo retrato social y familiar, en la misma línea de lo documental, de un México alejado de su tópico violento pero igualmente invivible por otras causas.
Ken Loach, junto a su guionista de cabecera, Paul Laverty , cuentan una historia de perdedores con un sentido del humor y un cariño absoluto hacia sus personajes, y les brindan esos agujeros tan improbables de la vida por los que salirse arrastrando de su inevitable ruina. El título vendría a ser, traducido, “La parte de los ángeles”, que es ese líquido que se ha evaporado de las barricas de whisky cuando se abren años después, y funciona como hermosa y graciosa metáfora de esta divertida, dura y a la vez entrañable historia de un joven que es carne de cañón, de presidio, y que encuentra en su dotada nariz para olisquear las excelencias del whisky un tablón en el que salvarse de su evidente naufragio.
Naturalidad y descaro
Ken Loach vuelve a su mejor atalaya, en Glasgow y entre una cuadrilla de chusma con corazón, absolutamente torpes para el bien y para el mal, y que le dan ese golpe de manivela necesario para que lo que debiera ser una historia terrible sea, en realidad, una comedia divertida y esperanzadora . Los actores no tienen carrera detrás, pero llenan sus personajes con naturalidad y descaro. No es “La parte de los ángeles” de ese tipo de películas que encanten a los críticos, pero en su proyección para la prensa obtuvo al final un sorprendente y general aplauso. Se diría que la crítica está ya algo reblandecida, como la carne de un pulpo después de apalearla.
“Killing them softly”, aunque suene a Roberta Flack, es cine negro con voluntad de moderno , con mucho parloteo, grandes dosis de violencia, guiños de cámara y tantos personajes que tiran del hilo narrativo que uno acaba inevitablemente enredado en él. Ladronzuelos, mafiosos, asesinos profesionales, ajustes de cuenta…, ése es el paisaje y está superpoblado de estrellas, porque, además de Brad Pitt, que es el que mata suavemente, están como en el salón de su casa James Gandolfini, Ray Liotta y un Sam Shepard al que se le ha debido caer el papel durante el montaje. No es una de esas películas inolvidables, pero ayuda a mantenerse despierto a la hora absurda que se proyectó, las ocho y media de la mañana.
Un Bertolucci puro
La proyección de “Io e te” era un acontecimiento mundial, pues ni siquiera la había visto la crítica italiana, que tomó la sala al asalto. Al instante, uno se da cuenta de que está ante un Bertolucci puro, nostálgico de juventud, explorador de ella , descubridor de esos espacios míticos entre madre e hijo, entre hermanastros, entre el pasado agrio y el presente rebelde. Sitúa la trama en un absoluto interior, uno de esos cuartos trasteros en el que se esconde un joven para respirar y al que accede su también joven hermanastra, pero que tiene ya muy arrugado el mapa de su vida. Es una película cálida, con muchas zonas minadas pero que Bertolucci se niega a estallar, y se ve como un conglomerado de historias suyas sobre la luna, los soñadores y las bellezas robadas.
“Aquí y allá” es la primera película de Antonio Méndez Esparza y cuenta la historia de Pedro, un hombre que trabajó durante años en Estados Unidos y que regresa ahora junto a su mujer y sus hijas a un pueblito mexicano. La cámara de Esparza recoge con total franqueza la sencillez de esas gentes , hasta el punto de que se crea la duda razonable de si lo que se cuenta es realidad o ficción; enseguida se percata uno de que hay más de lo primero que de lo segundo, y de que todas las esperanzas de Pedro en su vuelta a casa son a la vez una vuelta a comenzar, con el sombrío horizonte de la emigración siempre delante. La música, los ambientes, las anécdotas y los tipos nos hablan de un México muy distinto al que muestran los propios directores mexicanos, y la violencia no es física, palpable y audible, sino que es algo que está en el aire y aún rodeada de la mayor tranquilidad.
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