SALA DE MÁQUINAS
Urtasun torea de salón
El titular de Cultura sabe bien que no va a poder liquidar los toros
Hace noventa años que Juan Belmonte dijo a través de la pluma de Chaves Nogales aquello de «¿quién te dice que algún día no han de ser abolidas las corridas de toros?». No ha ocurrido. Y si no ha pasado ya no va a ... ser Urtasun, un interino, el que lo consiga. Dicho sea por la parte peyorativa de la expresión: el titular de Cultura torea de salón. Sin riesgo, ante el espejo, poniendo posturitas; se atusa el pelo mientras anuncia la supresión del Premio Nacional de Tauromaquia y mira a los lados, a su escuálida tropilla, antes de que pierda la cartera ministerial. Urtasun sabe bien que no va a poder liquidar los toros, que más pronto que tarde otro le sucederá y repondrá el galardón, que esto no es Cataluña donde la casta pijiprogre le ha robado la voz al pueblo. Una cosa es que no le gusten los toros o incluso los deteste –algo legítimo– y otra bien distinta es que como decía Ortega «convierta el hecho sencillísimo de no ir a los toros en una hazaña».
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