BALA PERDIDA
Una silla de felicidad
La Unesco debiera considerar la bendición a la silla al fresco de tertulia
Potra salvaje
Miss del mal
Desde varios pueblos dispersos de Andalucía se promueve la tertulia al fresco, cuando la noche obliga, como un patrimonio de la humanidad. Lo han pedido a la Unesco. Veremos. Esto es solicitar la reverencia institucional ante la santa calma, más una silla, porque se ... trata de sacar la silla a la acera, y enhebrar, o no tanto, la cháchara con los vecinos. A mí la propuesta me emociona, porque va contra el móvil, y porque procede de una minoría, y no minoría urbana, que es lo que se lleva, sino minoría de pueblo y de verano, donde está la reserva espiritual de lo que pasa, que es, sobre todo, lo que no pasa. En lo alto de un verano que se acaba, donde el gentío vive atareado en cambiarse varias veces el bikini a diario en Instagram, y en hacerle luego mucho retrato a la lubina del restorán, hasta que la cena quede fría, pero el Whassap caliente, resulta que un ramo de sencillas gentes van y reivindican la opulencia de estarse al fresco a la puerta de casa, cuando el sol abandona, bajo el asueto mitológico y nocturno de la charla directa y espontánea. Estamos descubriendo el universo que ya teníamos, cuyos hábitos languidecen, y por eso esta iniciativa andaluza me parece un benéfico propósito universal, ya que incluye la sepultura del móvil y el sitio de una silla de trato, o sea, el silencio y la conversación, dos bienes de privilegio que resueltamente hemos abandonado. Google está muy bien, pero si no hay más remedio. Las redes son un entrenamiento del diablo, y allá cada cual. Vivimos, en cualquier caso, achicados en la infinitud de la pantalla de un móvil, y hasta creemos que ahí cabe el verano, cuando el verano no cabe en ninguna parte, porque es un clima meteorológico, pero, más allá, es un clima de antídoto del mal de vivir, que siempre tiene cobertura de wifi. La Unesco, que además de preservar patrimonios culturales tiene en su afán la tarea de alfabetización, debiera considerar la bendición a la silla al fresco de tertulia. Es aula, y es salud, y es porvenir. Una prosperidad rebelde contra la creciente orfandad digital.
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