Complemento circunstancial
Hemos venido a emborracharnos
Vienen a lo que vienen y no engañan a nadie
El Barómetro de Opinión del CIS correspondiente al mes de junio vuelve a situar al PSOE en una posición de líder, aumentando su ventaja sobre el PP en casi tres puntos en cuanto a intención de voto. La encuesta, publicada el pasado viernes, llegaba tras ... el acuerdo alcanzado por las dos principales fuerzas políticas del país para renovar el Consejo General de Poder Judicial, pero antes de que Marta Rovira se diera un baño de multitudes al llegar a Gerona, después de seis años fugada —que no exiliada— de España y gracias a la Ley de Amnistía aprobada por el Gobierno de Pedro Sánchez. Y señalo lo de «antes», porque el espectáculo bochornoso del abrazo del oso entre Rovira y Junqueras en Cantallops puede pasarle factura a Salvador Illa en su intento de formar gobierno Cataluña, y por tanto al PSOE en las próximas elecciones.
Porque si Sánchez pensaba que el regreso de Rovira podría facilitar la investidura de Illa y que con la aplicación de la amnistía se podría «volver a ese punto donde nos separamos y que la sociedad catalana se reencuentre», la secretaria general de ERC se han empeñado en demostrar que ha vuelto con ganas. Y sí, ha vuelto a ese punto que decía Sánchez, al punto en el que se separaron, pero no para alcanzar acuerdos ni para mirar hacia adelante. No. Marta Rovira no tiene ninguna duda: «Hemos venido a acabar lo que empezamos, y hasta el final» decía entre vítores y aplausos de los escasos habitantes del pueblo gerundense en el que la líder independentista ha querido subrayar la «victoria absoluta» que supone su regreso y ha dejado claro que el deseo de revancha lo trae intacto y que los intentos de acercamiento entre Oriol Junqueras y el PSC no son asuntos suyos.
Que el resultado nos da igual, decía la canción de Los Inhumanos que parece la banda sonora del regreso de los independentistas. Hemos venido a lo que hemos venido, a terminar el trabajito que dejamos a medias cuando los más listo nos largamos del país. El testimonio de Rovira emocionada es toda una declaración de intenciones, «hemos ganado». Más claro no se puede decir. Ya lo decía Carles Puigdemont en sus redes sociales, ahora toca «recuperar los años y los meses que les han robado» y seguir presionando al Gobierno porque «mientras dure la represión política no existirá normalidad posible».
Y esos son los mimbres con los que Pedro Sánchez pretende hacer un cesto en Cataluña. Los que han venido para acabar el trabajito que comenzaron hace seis años, sin importarles nada, o casi nada, lo que la sociedad catalana haya cambiado en estos años, sin la más mínima intención de dialogar o de establecer un consenso democrático que permita iniciar una vía de negociación legal, porque siguen pensando que están por encima del bien y del mal. Vienen a lo que vienen y no engañan a nadie, «volvemos del exilio —el exilio, dice— más convencidas que nunca».
A ver qué nos dice Tezanos el mes que viene. El resultado nos da igual.
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