COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL

El invierno de Pedro Sánchez

En estos dos años, han pasado muchas cosas —y no todas buenas— en la casa del presidente

Mucho antes de que se popularizara aquella frase mítica, «Winter is coming», de 'Juego de tronos' —la serie que tanto le gustaba a Pablo Iglesias— ya nos lo había dicho, de una forma tan hermosa como explícita, el grandísimo Manuel Alejandro en la voz de ... la todavía más grande Rocío Jurado: «jamás pensamos nunca en el invierno, pero el invierno llega, aunque no quieras». Algo así le está pasando a nuestro presidente, que, aunque no quiere, y aunque que se aferra a las hojas de otoño —como si fuese el patriarca de García Márquez—, sabe que el invierno le está llegando sin que el cambio climático, ni la agenda 2030 lo puedan remediar.

El pasado domingo, después de dos largos años, se estrenaba la docuserie que nadie quería emitir. 'Las cuatro estaciones' ha terminado llamándose 'Moncloa. Cuatro estaciones' como si fuera una de esas ensaladas de bolsa de supermercado barato, de esas que ya vienen listas para consumir. Cuatro capítulos —termina esta noche— que son el Nodo de Pedro Sánchez fríos, aburridos y con fecha de caducidad —por no decir ya caducado—, un documental que ha envejecido, mucho y muy mal, antes de su emisión. Y es que, en estos dos años en los que el trabajo de Curro Sánchez Varela ha peregrinado de plataforma en plataforma y de despacho en despacho, han pasado muchas cosas —y no todas buenas— en la casa del Presidente. Desde aquel febrero del 2022 en que empezó a grabarse hasta este octubre, ni Pedro, ni Begoña son los mismos —la conversación forzada del desayuno del matrimonio, el «yo no voy a comer mucho hoy», y su repaso a la prensa no tienen desperdicio—, como tampoco son los mismos los adversarios políticos del Ejecutivo, ni siquiera sus aliados.

Quizá por eso —y por el miedo a caer en el sesgo sanchista o por la identificación con un Gobierno en la cuerda floja— ninguna cadena de televisión ni ninguna plataforma han mostrado el más mínimo interés en emitirlo y quizá por eso, los autores del documental han hecho denodados esfuerzos por que parezca un «retrato de la Moncloa», blanqueando la primitiva intención del mismo, que no era otra más que ensalzar la figura de Pedro Sánchez —ese señor engolado y encantado de conocerse que va siempre tan «bien puesto» como dice Yolanda Díaz en el primer capítulo— y la de hacer propaganda de su Gobierno. Y no lo digo yo, claro, lo decía el Boletín Oficial del Estado cuando anunciaba el convenio para realizar una serie que refleje «el quehacer diario de la Presidencia del Gobierno».

Cualquiera que haya visto la serie —cualquiera que haya pagado la suscripción premium al periódico que la emite— habrá llegado a la misma conclusión. Tan amortizada está la figura política de Pedro Sánchez que había que darle una vuelta al material grabado para que pareciera otra cosa, aplicar aquello de que «si es con barba, san Antón, y si no, la Purísima Concepción». Pero les ha salido fatal. Las cuatro estaciones de Pedro Sánchez son un invierno que ya empieza a durar demasiado.

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