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Complemento circunstancial

Como si lo hiciera otro

Una sociedad que, en vez de mirarse por dentro, aprovecha cualquier excusa para mirar la paja del ojo ajeno

Yolanda Vallejo

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El pequeño Mateo no sabía que su pueblo se llamaba Samarra y que la muerte lo iba a encontrar allí, en el pabellón deportivo, un domingo de agosto, cuando Mocejón aun remoloneaba entre las sábanas, aprovechando la tregua de la mañana en este tórrido mes ... de agosto. El calor, el mismo calor que retrataba Albert Camus en 'El extranjero', un partido mañanero y un encapuchado que acabaría con la vida de un niño de once años, que reconocía –la detención se produjo un día después del suceso- haber cometido el crimen como si estuviera en un videojuego, como si otra persona estuviera controlando su cuerpo y su mente en ese momento. Era domingo y el presunto –y confeso– criminal se fue a misa de doce con su padre, como si tal cosa. Su discapacidad intelectual podría ser un factor determinante para comprender –si es que puede comprenderse una cosa así- por qué alguien se levanta por la mañana, coge un arma y le asesta once puñaladas mortales a un crío que jugaba al fútbol con sus amigos.

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