COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL
Clase media
Casi un sesenta por ciento de los españoles se considera clase media, aunque solo de sea de pensamiento o palabra
Cuando en una sociedad a los derechos se les comienza a llamar privilegios es que algo no va del todo bien. El trabajo, la vivienda, la sanidad, la educación han pasado de estar en la casilla de los derechos —universales— a ser un artículo de ... lujo que no está al alcance de cualquiera. Los datos, esas variables con las que todos comulgamos, porque una vez nos dijeron que eran lo único objetivo, y había que confiar en ellos, se han convertido en la gran verdad de estos tiempos, y sirven para cuantificar —que no cualificar— las preocupaciones de los ciudadanos y para evidenciar lo manipulables que somos como sociedad. Luego está el CIS, claro, ese santuario que cada mes nos devuelve como ofrenda lo que se supone que somos y lo que nos importa, o lo que nos debería importar como colectividad. En 2001 la mitad de la población española aún se consideraba «clase obrera»; veinte años más tarde, solo un dieciséis por ciento se auto incluía en ese grupo, y en el barómetro de septiembre de este año, apenas un once por ciento. A nadie le gusta ser pobre, claro. Y mucho menos que se lo digan; y muchísimo menos, reconocerlo.
Casi un sesenta por ciento de los españoles se considera clase media, aunque solo de sea de pensamiento o palabra, que ya lo dice la RAE: «el conjunto de personas cuyos ingresos les permiten una vida desahogada en un mayor o menor grado». De hecho, en el último barómetro del CIS los datos son muy elocuentes, un 61,2% de los españoles considera que su situación económica personal es buena, aunque luego afirmen que la situación económica del país es mala o muy mala —un 53,2 % de los encuestados— y que la situación en el mundo es un desastre. Porque lo bueno que tienen los datos es que son 'objetivos' para lo bueno y para lo malo. Y solo hay que ponerlos frente al espejo.
A la población española le preocupa, en primer lugar, la inmigración —invasión he llegado a leer por algún sitio— pero al mismo tiempo considera que hay que acabar con desigualdades entre países ricos —nosotros, por supuesto— y países pobres y que hay que ser solidarios y esas cosas. A la población española le preocupa 'la crisis económica', pero a la vez opina que la situación de la economía del país es «buena». A la población española le preocupa, y mucho, la situación de la sanidad, pero, a la vez, considera que la atención primaria —si es que alguien encuentra cita— es de lo más efectiva. A la mitad de la población española, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, le inspira «ninguna confianza» y, sin embargo, es el líder político más valorado y al que la mayoría aún «preferiría que fuese el presidente». Ya ve, cómo para fiarse de los datos, cómo para fiarse de nosotros.
Al final, lo de clase media va a resultar ser un eufemismo. Y ya se sabe que cuanto más genéricos son los eufemismos, «larga enfermedad», «regulación de empleo», «migración segura», más miedo dan.
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