OJO DE HALCÓN
Villancico de la política andaluza
Si veíamos a Arenas o a Teófila con Chaves y Griñán, no hay motivo para que Espadas no comparta Navidad con Moreno. Los presupuestos andaluces son mejores de lo que dice la oposición y la situación andaluza es peor de lo que dice el Gobierno
![Villancico de la política andaluza](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/opinion/2023/12/23/moreno-pp-navidad-RDyuRGcsgpi6a0AqRw3AT6H-1200x840@abc.jpg)
Hubo un tiempo en que todos los grupos del Parlamento andaluz cantaban un villancico. Allí estaban PSOE, PP e Izquierda Unida, y durante algún tiempo, un puñado de andalucistas que en 2008 dejaron de estar ahí. Era un ritual sin demasiada trascendencia, pero con un ... cierto valor simbólico para humanizar la política. En 2012, se interrumpió. No hay una versión clara. Hay quien lo recuerda como un gesto en plena crisis de recortes, por evitar una imagen de frivolidad. Otros evocan la tensión creciente ante la investigación de los ERES de la jueza Alaya. Lo cierto es que el funcionario encargado de actuar como director de orquesta esperaba ese día a los parlamentarios, pero ahí se cortó el villancico que se cantaba desde los noventa hermanando a parlamentarios y funcionarios entre guitarras y panderetas. El año pasado, Jesús Aguirre quiso promover la recuperación del villancico pero no hubo voluntad y tampoco coordinación. Este año otro tanto. ¿No les llega para cantar juntos un villancico?
Es un mal signo. Incluso los combatientes de la Primera Guerra Mundial llegaron a hacer la famosa Tregua de Navidad en Yprés y cantaron juntos 'Noche de paz', el villancico más universal traducido del alemán a todos los idiomas, aunque aún no existía la versión canónica de Bing Crosby grabada en los años treinta. Unos cantaban 'Stille Nacht, heilige Nacht' y otros 'Silent night, Holly night', pero juntos. Ahora, al parecer, a los parlamentarios andaluces – sus señorías– se les atraganta aquello que sí podían hacer los soldados británicos y alemanes en aquellas trincheras gélidas de Flandes. Jonathan Haidt advierte que el problema en la política actual ya no es ideológico, sino de moralismo identitario. Esto no va de izquierda o derecha, sino de un choque tribal entre buenos y malos: los otros representan lo malo, y todo lo que venga de ellos es moralmente pernicioso.
Este año sólo han cantado, como el año anterior, los parlamentarios del Partido Popular. Es legítima la felicidad de esos parlamentarios tras aprobar los presupuestos, cantando en solitario como habían aprobado los presupuestos en solitario. Pero un villancico con siglas es un fracaso en un Parlamento. Si veíamos a Arenas o a Teófila con Chaves y con Griñán, no hay ningún motivo para que dirigentes afables como Juan Espadas no compartan Navidad con Juanma Moreno. Pero se ve que el Muro del que presume Sánchez va para arriba, y ahí siguen trazando cordones sanitarios que envilecen la política, como si tuviesen derecho de admisión para establecer quién sí puede representar a los ciudadanos, y quién no. Lo del villancico no pasa de ser una anécdota; pero elevada a categoría, como recomendaba d'Ors, proyecta el deterioro del clima político y la deshumanización de los adversarios.
Cuentas de Navidad
A falta de Cuento de Navidad, hay Cuentas de Navidad: los presupuestos han llegado con el solsticio de invierno y la lotería. Eso sí, como dice el refranero, el trabajo y la economía son la única lotería. Y Andalucía necesita más economía y más trabajo para salir de los indicadores siempre en el furgón de cola, como el mazazo del PIB per cápita. La realidad es que los presupuestos andaluces son mejores de lo que dice la oposición y la situación andaluza es peor de lo que dice el Gobierno. Hay un problema cuando la política no trata sobre la realidad sino sobre estrategias de marketing, con argumentarios diseñados para ganar votos no para dar respuestas a los ciudadanos. Los debates no son aburridos, sino algo peor: irreales.
Pedrea andaluza
Pedro Sánchez ha insistido a Feijoo en el modelo de financiación. Pero éste no ha querido seguirle el juego y ha hecho bien: la financiación debe tratarse con todos los gobiernos autonómicos en el Consejo de Política Fiscal y Financiera. Sánchez sólo quería un aval para justificar sus cesiones a Cataluña, que aspira a un plan a la carta. Como decía Bono, cuando alguien no quiere comer con todos sino en una mesa aparte, es porque quiere comer más y mejor. La realidad es que en cinco años de sanchismo en el poder –con Marisú Montero a los mandos– no han hecho nada para reformar el modelo; y si ahora hay un enésimo cambio de opinión del presidente es por la presión de los socios de los que depende: el independentismo catalán ve una ocasión de acabar con la solidaridad territorial.
El Gobierno no busca equilibrar el modelo sino dar otra concesión a Esquerra y Junts a cambio de sus votos: el Gordo para Cataluña, las pedreas para los demás. Y Feijoo, que reprochó a Sánchez que no atienda la petición de catorce comunidades pidiéndole una Conferencia de Presidentes pero coja el Falcon para ir entregado a la Generalitat a pasar por caja, debe ser un contrapeso para que el modelo represente los intereses de todos, no los intereses de Sánchez y sus socios.
El maestro Burgos
Andalucía se queda sin un gran andaluz. A Antonio Burgos le gustaba aquello de Cernuda de que «Andalucía es un sueño que unos cuantos andaluces llevan dentro» y él fue uno de esos andaluces. Con su libro 'Andalucía, ¿tercer mundo?' en los setenta hizo más por desperezar la conciencia andaluza que muchos de los que después se han envuelto en la blanca y verde.
Fue valiente en un tiempo en que pocos lo eran, porque se necesitaba coraje para decir la verdad contra el discurso oficial. El régimen quería una Andalucía sumisa como tablao de España, semillero de humoristas y mano de obra barata, y Burgos fue de aquellos que cimentaron el primer andalucismo de la ASA que se integraría en la Junta Democrática.
Le indignó que el PSOE se apropiara del andalucismo, sobre una memoria falsa, y que lo usase para servir al propio PSOE y no a Andalucía, rebajada a granero de votos. Se va un grande del periodismo andaluz. Su Medalla de Andalucía estaba ya en ese libro de 1971.
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