ojo de halcón
Susanismo 1.0
Aunque hoy sea una estrella del sanchismo, Montero está hecha de una versión anterior al susanismo
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EL PSOE ha hecho una apuesta lógica por María Jesús Montero. Pero también hay un cierto vértigo psicológico ahí. En definitiva, han optado por ir a buscar soluciones a sus mejores tiempos… cuando Chaves dominaba Andalucía en la primera década del siglo XXI, encadenaba mayorías ... absolutas por encima de los dos millones de votos con un electorado fiel, rendido a la 'paradoja de la satisfacción', entre señuelos como la Segunda Modernización. Fueron años de hegemonía arrolladora, con una oposición muchas veces desnortada pero también con una maquinaria muy eficiente. Y allí, en aquellos años recordados como gloriosos, estaba María Jesús Montero. Claro que siempre hay riesgos en ir a buscar al pasado las soluciones del futuro. A menudo sale mal.
Susanismo 1.0. Ese es uno de los lastres para María Jesús Montero. En definitiva, aunque hoy sea una estrella del sanchismo, la mano derecha con altísimo mando, ella está hecha políticamente de una versión anterior al susanismo que en 2018 perdió el poder por una suma de factores, desde el cambio del tablero por la irrupción de Vox a las alianzas nacionalistas del sanchismo ya en el poder obviando el 1-O, entre los cuales destacaba el deterioro de la sanidad que despertó las mareas blancas... Es imposible cualquier hipótesis de María Jesús Montero como el rostro de una renovación, de una apuesta de futuro. En definitiva, ella es un rostro del pasado, aunque catapultado en la nomenclatura del sanchismo, algo que en Andalucía no es precisamente un aval sino un factor de desconfianza.
En el PSOE confían en el Efecto Montero para movilizar a los suyos, por su capacidad para unir y agitar el partido, con sus chutes retóricos como en la Interparlamentaria del viernes o el mitin del sábado… y en San Telmo están persuadidos de un Efecto Champán que pasará tras la efervescencia espumosa del primer momento al descorchar su candidatura. Claro que tal vez unos y otros piensan en claves distintas. El PSOE andaluz parece urgido al corto plazo, para salir de la atonía entre encuestas desasosegantes, y el PP a medio plazo, partiendo de una mayoría ahora sólida frente la izquierda pero en la que inquieta perder la cota 55 y su sello al sumar con Vox.
En el PP intuyen que el Efecto Champán no durará demasiado y comenzará a pesar la Triple M de Marisú Montero: Mentiras, Mochila y Maniqueísmo radical. Vaya fórmula: MM=M+M+M. El desahogo de las mentiras de María Jesús Montero la expone a un festival continuo de la hemeroteca que va a ser de traca. Esa clase de ruido mendaz (en la Interparlamentaria del viernes sostuvo, con todo descaro, que Canal Sur había ocultado su respuesta a Aldama, cuando se dio un largo corte con sus palabras que además fue introducido por el presentador impecablemente, como puede constatarse en la plataforma de Canal Sur con facilidad) acaba por tener las patas cortas. Será fácil colocarla una y otra vez ante su propio espejo. El pasado va a pesarle, eso seguro. Nadie puede remontar demasiada credibilidad después de ocupar años en reclamar miles de millones «por justicia» para Andalucía por desequilibrios del sistema de financiación, y después llegar al cargo de ministra de Hacienda que permite actuar ahí y no hacer nada más allá de lanzar coartadas huecas, anteponiendo los pactos asimétricos con Cataluña y País Vasco. En esa pasado, además, no será difícil retratarla como una mala gestora.
Y más allá de Mentiras y Mochila, la Triple M se completa con un Maniqueísmo radical. Su perfil se ha acentuado, para mal, como mascarón de proa del sanchismo. Una de las lecciones sociológicas en Andalucía es que se prefiere la moderación, la estabilidad, la confianza. Juanma Moreno aprendió bien esa lección de sus antecesores… ¿Y ahora eso vas a contrarrestarlo con 'Mourinha' Montero? Su estilo montaraz puede ser muy excitante para los muy cafeteros, pero muy poco para los poco cafeteros.
Se queja Montero de la estrategia clásica de 'poli bueno/poli malo' de Juanma Moreno con Antonio Sanz y Carolina España. Ella misma admite que la fórmula «está más vista que la caló». ¿Y entonces de qué se sorprende? Toda estructura política procura tener una polifonía de registros, y sin duda en el equipo de ella, tras el congreso del partido, sucederá igual. Su problema no es ese, sino la dificultad que tendrá ella, desde su registro montaraz, para poner en cuestión no ya la moderación real, sino incluso la educación del presidente como hacía en la Interparlamentaria. Esos mensajes contra toda evidencia (parece la humorada de Groucho: «¿a quién va a creer usted: a mí o a sus propios ojos?») no parecen tener mucho recorrido. ¿O alguien ahí se cree realmente que el estilo asilvestrado de María Jesús Montero será eficaz para hacer dudar del estilo moderado de Juanma Moreno?
La política a veces es incierta, pero cuesta creer que resulte inteligente la estrategia de vender que Juanma Moreno no es un moderado a una sociedad que lo ha votado persuadida de su moderación, y hacerlo además con el discurso áspero de María Jesús Montero, con su pegada mitinera. Eso sí, ahí encontrará el muro de Antonio Sanz o Carolina España para darle réplica con su «andalucismo de fin de semana» mientras se somete a Cataluña de lunes a viernes. O con el bagaje de la Triple M con una hemeroteca interminable.
En el PSOE insisten en que María Jesús Montero ha empezado a ponerlos nerviosos. Y se diría que sí, pero a ellos.
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