OJO DE HALCÓN
El Congreso de unción del enfermo
El partido llega acosado por sus escándalos, sabiéndose tocado, que no hundido, porque conserva el poder. Sánchez utiliza al PSOE como manto de armiño que tape napoleónicamente la degradación en el cargo
Sea cual sea el desarrollo del Congreso, antes de empezar ya era un fracaso. Sencillamente no podía cumplir las expectativas con las que se convocó. El teatro funcionará, claro, con el aplausómetro a tope —como a su llegada en plan estrella de rock con la ... banda sonora del Starlight de Muse— y sus dosis de euforia en el patio de butacas incluso ante Diana Morant con su moralina épica de buenos y malos, pero la batería de escándalos investigados en los tribunales marca la cita e impide definitivamente el plan original. La mañana del sábado, al escribir esto, era algo que admitían algunos conspicuos militantes allí presentes, conscientes de que ya no era el congreso de la aclamación del liderazgo sino de la supervivencia.
El viernes, antes de comenzar el Congreso, éste ya había quedado reventado. María Jesús Montero, flanqueada por Santos Cerdán y Juan Espadas, acusó al PP de «golpista» por su discurso de oposición animando a los socialistas a poner coto al sanchismo. Cualquiera con dos dedos de luces, o simplemente sin disciplina de partido, podía entender que se trataba de un exabrupto altisonante para desviar la atención del lío en el Tribunal Supremo generando titulares ruidosos y avivando polémicas. Esto, también esto, ya lo había hecho antes Pablo Iglesias. La pretensión inútilmente provocadora y tosca de Marisú Montero, por demás en su salsa, delataba en la misma apertura de puertas que el partido llegaba a la cita acosado por sus escándalos, sabiéndose tocado, aunque no hundido porque conserva el poder y una mayoría parlamentaria comprada a golpe de cheques con las arcas públicas.
Sanchismo
Mientras en el Reino Unido dimitía una ministra por denunciar diez años atrás el robo de un móvil que después 'encontró', actuando con los viejos cánones, Sánchez pretendía una coronación napoleónica teniendo a su fiscal general en un incendio bochornoso de guerra judicial contra una rival política, a su mujer más que retratada en unos másters a los que había accedido sin formación comprándose cátedras con patrocinios de empresas cotizadas por el Estado bajo presión desde Moncloa y haciendo un uso espurio de recursos públicos para sus intereses particulares, a su hermano con uno de esos dedazos clásicos, y sobre todo un escándalo medular de su número 2 en la moción de censura y primeros años en el poder, que puede salpicar a varios ministerios y gobiernos autonómicos, incluyendo a la tercera autoridad del Estado. Claro que, si bien se mira, puede ser un retrato muy preciso del sanchismo, con mucha carga metafórica: utilizar a su partido como manto de armiño para tapar napoleónicamente la degradación en el cargo.
Coartadas
Existe la consigna de no reventar el pacto de la financiación con Cataluña. En un partido desposeído de sus tradicionales órganos de debate y contrapesos territoriales, todo es verticalidad. Espadas ni siquiera concedió la palabra a Izquierda Socialista para debatir la gestión del equipo saliente. Manda huevos… o sea, manda Moncloa. Más allá de un Page o Lambán, no existe la crítica y no se permite que aflore. Saben que incluso gente como Tudanca o Lobato caen en desgracia cuando el jefe baja el pulgar. Hasta la delegación andaluza y valenciana serán sumisas al escandaloso pacto de financiación con Cataluña. Se van a conformar con dejar de usar el término «singular» para buscar un comodín retórico, un eufemismo balsámico, que permita simular que han corregido. Sánchez depende de Cataluña y Euskadi, y la orden es no molestar.
Liderazgos
Al empezar prometían «revitalizar liderazgos». ¿Qué liderazgos? Carecen de poder territorial, de figuras de referencia, y está asumido que la ideología del partido es 'Lo que diga Sánchez' emulando aquel caribeño 'Lo que diga Balaguer'.
Chaves y Griñán... ¡y Rubiales!
Primera ausencia de Felipe, el auténtico motor del PSOE contemporáneo de la democracia, hasta la suerte de refundación que está impulsando el sanchismo con una España asimétrica. También es muy simbólico que el partido crea que Chaves y Griñán sirven para establecer puentes generacionales. En definitiva, están ensalzando a dos presidentes condenados por corrupción como figuras de referencia, como tótems, y además homenajeaban a Amparo Rubiales, dimitida por llamar «judío nazi» a Bendodo. ¿Este es el espejo en el que pueden reconocerse?
La resistencia
Es un lugar común sostener que Sánchez siempre es capaz de tirar de su 'Manual de resistencia'. Como aquello de Cela, convirtiendo la resistencia en la llave del éxito. Tal vez algo de ética podría ser un buen complemento. La idea no era resistir contra la ley, la razón o la ética, sino con la ley, la razón y la ética. En todo caso, el principal argumento es el victimismo. Santos Cerdán denunció este sábado la «industria del odio» contra el PSOE y, en definitiva, «una cacería humana». Siguen confiando en el relato de la confabulación no judeo—masónica pero sí mediático—judicial. Les funcionó el 23J. Y en esto, como sostenía Marisú Montero, están «tranquilos». Cuentan con que la mayoría armada en el poder no se va a romper, porque sus socios saben que nunca habrá una aritmética mejor para todos ellos, nacionalistas de izquierdas y de derechas, para exprimir al Estado. Es conocido que su compromiso con España es cero. No les interesa España, sólo el presupuesto.
Unción de enfermo
Si bien se mira, este congreso era anhelado realmente como una coronación napoleónica, aquella majestuosa exhibición de poder en Notre-Dame pintada por David, y se ha quedado en una unción del enfermo, como dicta la Iglesia, para reconfortarlo en su situación y prepararlo para el final. Deceso, más allá del Congreso, que bien puede ser largo, sostenido por sus socios a cambio de cheques sin fin.