Todas las de perder

En un lado, bajas como para tener que llamar a canteranos de diecipocos años y deshojándose, una vez más, la margarita del refuerzo en la vanguardia; en otro lado, el que está fallando menos de todos en la Liga, aunque la comenzó de ruina y la puede terminar en las mismas glorias. Si casi siempre un Madrid-Betis es una pelea tan desigual que no necesita de estadísticas al dedillo para certificarse, tal como anda el patio albiverde, con un delantero nada más y el mejor defensa lesionado, que tienen los de Heliópolis todas las de perder, algo que no causaría sorpresa y sí, y mayúscula, que consiguiera, siquiera sacar la honra del empate.

Si fuese capaz de ganar sería para cantar bingo a pleno pulmón, pero es partido éste al que le viene como un guante eso de no tener nada que perder y todo por ganar, porque nunca le llegarán problemas a los verdiblancos porque les gane el Madrid sino por no saberle vencer a esos que se la han ido vivos, aunque la liga loca de este año permita que un equipo pueda permitirse el lujo de no ganarle a casi nadie en una mala racha y mantenerse a escasos puntos de la Copa de Campeones y con muchas papeletas todavía en la rifa de la Uefa.

Porque se están acortando tanto las distancias entre grandes y modestos que un acierto de uno lo puede poner en órbita y un fallo lo deja al borde de los reflejos del farol rojo cuando ya estamos en la segunda vuelta y sigue el horizonte sin despejarse ni nublarse casi para nadie, salvo, ahora mismo, para esa Real Sociedad al que uno le cuesta mucho trabajo creer que vaya a ir a Segunda.

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