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La toalla tirada

El principal problema para la alternancia política en Andalucía no es tanto el enorme peso del aparato clientelar del PSOE, ni siquiera la intensa resistencia del electorado rural a aceptar al PP como una fuerza renovadora, como la propia falta de fe del centro-derecha en la posibilidad de una victoria que cierre la larga hegemonía socialista. O, lo que es peor, el simple desinterés del Gobierno en apostar por un vuelco político a corto plazo en la autonomía andaluza.

No se entiende de otra manera la torpeza política con que el Gobierno de Aznar ha planteado su empeño en la retirada del PER mientras da una razonable marcha atrás en su desmesurada propuesta de reforma del desempleo. Un empeño tan asistido de razón como falto de oportunidad. El PER es sin duda un sistema de subsidio obsoleto que casi todo el mundo considera ya fuera de lugar, pero mantenerlo como única medida firme en un paquete de propuestas reconsideradas supone casi una provocación política, además de un arma de considerable fuerza que se entrega al adversario en un año electoral.

Si quisiera zancadillear a propósito la endeble candidatura de Teófila Martínez, el PP no encontraría a buen seguro una manera más eficaz de hacerlo. De ocho medidas cuestionadas por los sindicatos en la reforma del desempleo, el Ministerio de Trabajo ha reculado en siete, y se ha negado a reconsiderar la única que afecta de modo específico a Andalucía. La estrategia de confrontación de Chaves, basada precisamente en el argumento de que el Gobierno discrimina a esta comunidad por ser un feudo de voto socialista, no ha logrado jamás por sí misma una oportunidad tan fehaciente de hacerse valer como ante este regalo inesperado.

Los cálculos más optimistas del PSOE pasaban por la posibilidad de que Madrid aceptase un replanteamiento gradual del subsidio o una sustitución paulatina por otra fórmula más actualizada, pero ni en sueños habrían imaginado los estrategas del socialismo andaluz este empecinamiento obstinado que vuelve a desenterrar los viejos fantasmas de la derecha anticampesina y antisocial y proporciona una munición suplementaria a la demagógica artillería electoral al uso.

De un modo u otro, el PER acabará siendo objeto de acuerdo, porque tanto los sindicatos como el Gobierno saben que el sistema necesita una reforma que acote el fraude manteniendo las actuales prestaciones. Ese acuerdo, de todos modos, llegará tarde; la torpeza con que se ha planteado el asunto ha actuado ya como un torpedo que ha abierto un boquete en los débiles flancos del PP andaluz.

Cualquier gobierno con cierta sensibilidad política habría dejado al menos abierta la posibilidad de un consenso o de una alternativa. El PER representa una inversión proporcionalmente insignificante, pero de alta repercusión simbólica porque afecta al colectivo laboral más alejado de los intereses de la derecha y supone un elemento de fácil manejo dialéctico. Al retirar siete de las ocho propuestas, el Gobierno ha emitido un mensaje nítido que no desaprovecharía el opositor más principiante o menos versado.

Los esfuerzos de los dirigentes del PP andaluz para encontrar una vía intermedia representan un patético ejercicio de angustia, como el pintor al que le retiran la escalera y se queda literalmente colgado de la brocha. Cuando hasta los presupuestos del Estado aflojan su dureza inversora para proporcionar a los electores una cierta alegría electoral, es muy difícil resistir la tentación de pensar que Madrid ha tirado la toalla y renunciado a Andalucía como objetivo político asequible.

En política, los gestos valen tanto como las actitudes, y la razón objetiva no basta para convencer a los ciudadanos; es necesario a veces mostrar una cierta voluntad de acercamiento y de escucha. El Gobierno lleva razón en el fondo de su voluntad de sustituir un subsidio trasnochado, denigrante y propicio al fraude, pero ha demostrado una aparatosa falta de oportunidad en la elección del momento, una incomprensible torpeza en el planteamiento y una tosca insensibilidad social en su débil argumentario.

icamacho@abc.es

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