Profesional dentro y fuera de la yerba
Es lo mínimo que puede pedirse a un profesional del fútbol, que lo sea dentro y fuera de la yerba, en cada partido y en el resto de la semana. Ha habido, y hay, quienes dentro del campo son figuras y, fuera de él, pura miseria y quienes son estrellas en ambos terrenos: en el de la vida y en el del césped. Esos, únicamente esos, son los elegidos por los dioses, aunque haberlos ha habido que, siendo un desastre en la calle eran monstruos sagrados en el terreno de juego.
Todavía tengo en la retina un documental de Mané Garrincha, ya temblón en sus pulsos hasta para empinar el vaso, que, con música de fondo que coreaba su nombre en las mejores galas de su Brasil, se iba hacia el infinito del ocaso con las combadas piernas, que tantos sueños de regates fabricó, zancadilleándose una a otra en esa inestabilidad inestable que da la ingesta sin control de alcohol. Ahora, según publicábamos ayer mismo, a Kowalczyk, aquel que estuvo en el Betis y fue en su época el jugador más caro de la historia verdiblanca, lo ha echado del club donde todavía jugaba, el Anorthosis Fagamusta chipriota, por algo tan simple y sencillo de considerarlo «poco profesional». Y quien pudo ser un magnífico jugador, lo que no fue nunca en verdiblanco, ha quedado en la nada de lo que ya, supongo, le marcará en tal medida que a ver quién es el club capaz de ficharlo.
Tiene el futbolista profesional pocos años para ganar mucho dinero y creo que merece la pena esperar con paciencia los años y los dineros para disfrutarlos luego, en una vejez prematura que puede jubilarlo millonario con treinta años. ¿Merece la pena vivir para el fútbol para poder vivir del fútbol?
fdezdecordoba@abc.es
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