El año de Pepe Gotera y Otilio
El pasado lunes, el alcalde de Sevilla firmaba en este periódico una tribuna de opinión, que el buen hombre confundió con otra carroza para echar más caramelos sobre la ciudadanía. El documento, títulado «2002: el año de Sevilla», está cuajado de expresiones como «rehabilitación, renovación, actuaciones, mejoras». Pero, después de la lectura, tales palabras se disuelven, dejando un panorama de remiendos, chapuzas, zurcidos y petroleados. Casi al mismo tiempo, la imaginación nos endiña un plano general del Ayuntamiento, puerta salida al camping, con tres personajes bajando por las escaleras como un trío arbitral: Monteseirín, acompañado de Pepe Gotera y Otilio. El alcalde, como de costumbre, encorvado, con aire de ir lampando por dar en la tecla alguna vez, mientras Pepe Gotera intenta convencerle de que el chapú irá como una seda, y Otilio engulle un sandwich de jirafa.
En su artículo, el alcalde explica cómo Sevilla accederá a «una posición favorable en un sistema global de grandes ciudades», y enumera diversos hitos de su gestión: proveer de un aparcamiento para coches, erradicar veinte o treinta chabolas, licitar varias comisarías, promover algunas conferencias... En París, Amsterdam, Helsinki, los ciudadanos van a caer de rodillas con las manos en la cabeza, admirados de nuestras hazañas. El inventario de logros convertirá tal vez a Sevilla en una de las ciudades más rutilantes de la provincia de Sevilla. Como platos fuertes de su balance, Monteseirín presenta el décimo aniversario de la Expo 92, la celebración de la Cumbre Europea y el año Cernuda.
El X aniversario de la Expo 92... bueno, es como si Betis y Sevilla conmemoran dentro de ocho años el X aniversario del año 2000, en que ambos bajaron a segunda. La Expo fue una inversión carísima para alumbrar con I+D paisajes fantásticos que jamás llegaron. En cuanto al año Cernuda, mucho tienen que remojarse las barbas sus organizadores a la vista de 1999, Desmedrado Año Velázquez, Baldío Año Francisco Guerrero; y de 2000, Año Cristóbal de Morales Declarado Desierto.
Monteseirín sí acierta en el asunto de la Cumbre Europea, porque utiliza una palabra correcta: epicentro. El próximo junio, Sevilla será epicentro de una tangana europea, recibida por el mismo alcalde que no supo evitar disturbios en Semana Santa (pacíficamente en cartel más de seiscientos años), y que permite una comuna hippy en el andén del Ayuntamiento. ¿Este señor va a responder del orden ante las jaurías antiglobales del mundo? Nos imaginamos la mañana de la Cumbre, en junio, con el aviso de epicentro en Sevilla, igual que el chiste del terremoto:
-Atención, amigos, gracias por vuestro aviso. Os habla el portavoz. Epicentro y ocho más ya están bajo control, se los ha llevado Mauricio a enseñarles el barrio de Santa Cruz. Pero no podemos enviaros confirmación porque hordas de jóvenes han tomado el Ayuntamiento y nos han echado a la calle. Un grupo retiene al alcalde para obligarle a hacer pintadas antisistema. Van camino del Corte Inglés, Tetuán arriba. ¡Hay que ver el jaleo que arman! Algunos de la Policía Nacional no conocían al alcalde y lo han tomado por un veterano antiglobal de Seattle y Génova, y... ¿qué? No, eso ha sido en el Parque de María Luisa. Los delegados de Ulster Libre y Tondo Calabrés han declarado la Isleta de los Patos área nudista, y algunos pioneros han resultado heridos en zonas vitales por mordeduras de ganso; van a interponer una querella en la ONU contra el municipio. El lío es de órdago, Sevilla está patas arriba, han bloqueado todos los puentes. Después de la Cumbre va a haber que quitar los autobuses urbanos y poner todoterrenos. ¡Anda, los del Ayuntamiento están tirando los muebles por las ventanas! Creo que me voy a quedar sin baterí...
Fin de la transmisión.
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