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Curro y Bergamín

Estos intolerantes no han leído a Bergamín porque son unos analfabetos líricos

Francisco Robles

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«Me estoy quedando tan solo / como se queda el torero / después de matar al toro». La soleá de Bergamín cruza los océanos del tiempo, y se convierte en el eco de la emoción que provoca cada vez que la releemos en la memoria. Esa ... soledad es la materia prima de la soleá que obliga al poeta a torear en la loseta triangular de la estrofa más recortada de cuantas existen. Pero eso no le importa a la progresía carca y reaccionaria que detenta -nunca mejor empleado el verbo detentar- el poder del pensamiento único que pretenden imponernos a todos. Porque se puede ser antitaurino con todas las de la ley de la razón, pero no se puede ni se debe acallar a quien le canta al toreo, esa música callada que Bergamín escribió en el pentagrama de sus versos.

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