En el fallecimiento de Pepe Moya
Fui amigo de Pepe. Lo conocía cuando desempeñaba mi trabajo como Delegado de Expansión en Andalucía a comienzos de los años noventa. Entonces, Persán estaba en una situación dramática, a punto de desaparecer. Él estaba en el consejo. Y decidió dar un paso adelante junto ... con su mujer, Concha Yoldi, para recuperar la compañía. Con el paso de los años, y esto lo conoce muy pocas personas, en el año 2013, cuando se vislumbraba que la Fundación Antares Foro podía correr peligro de desaparición por la mala evolución del club Antares, Agustín Vidal-Aragón y yo, que entonces dirigía la Fundación Antares y Agustín estaba al frente de BBVA en Andalucía, propusimos a Pepe Moya la creación de una asociación empresarial que fuera un revulsivo empresarial y de opinión pública. La constituimos entre los tres y él fue nombrado presidente.
Nos demoramos en su puesta en marcha y decidió hacer un proyecto personal enfocando al mundo empresarial hacia su influencia en la opinión pública. Respeté esa decisión pero nos distanció un poco esa iniciativa -era una persona con muchísima iniciativa y tesón- y más cuando decidimos los otros socios poner en marcha lo que hoy es Cesur, un poco después, cuando la Fundación Antares cayó en la órbita de la Cámara de Comercio de Sevilla.
Últimamente, habíamos retomado el contacto. Nos reconciliamos. Queríamos retomar nuestra amistad de verdad y, quien sabe, si emprender otros proyectos.
Pepe tenía un gran corazón. Tenía un carácter fuerte y decidido. Posiblemente eso le granjeó algún malentendido o incluso algún enemigo, pero lo compensaba con su capacidad de querer a los demás. Y de ayudarles también. Hombre de profundas convicciones religiosas que practicaba con asiduidad. Ha tenido una vida muy rica e intensa. Vivencias como la mía seguro que las ha tenido a montones. Pero esta es la mía. Aprendí mucho de él y me llevé algún que otro sofocón. Nos queríamos y nos respetábamos. Sabe que he rezado por él. Y estoy seguro de que el Señor lo ha acogido con cariño en su presencia. Allí, cuando Dios quiera, seguiremos lo que nos ha interrumpido esta vida pasajera. Descanse en Paz. Mis condolencias más sinceras a Concha e hijos.
Noticias relacionadas
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete