PÁSALO
Mentir sale muy barato
Ojalá que la Justicia no aplique de forma automática la remisión de las penas
![Félix Machuca: Mentir sale muy barato](https://s3.abcstatics.com/abc/sevilla/media/opinion/2022/06/12/s/felix-machuca-opinion-U402163411474zhB--1248x698@abc-Home.jpg)
La Justicia no está para hacerte feliz o llevarte a la depresión. La Justicia está para hacer Justicia. Y los estados eufóricos de una persona como los depresivos van por otra ventanilla más personal, más ligada al factor humano de cada cual. Sin embargo, tras ... trece años de una conmovedora y terrorífica experiencia vital, los padres de Marta del Castillo vivieron el otro día su jornada más satisfactoria vinculado a una sentencia judicial. La que debería enviar a la cárcel al Cuco y a su madre, por mentir deliberadamente y entorpecer la labor de la Justicia en el caso de Marta. Ese rictus de satisfacción, ese calambre interno de algo parecido a un estado de felicidad que dejaron de sentir hace trece años, no se justifica porque la jueza entienda que el Cuco y la madre piden el talego a voces. Se justificaría en el hecho de que se hace Justicia y ésta repara los daños perpetrados contra una familia vapuleada por el destino y por un camión rebosante de la basura moral de unos menores y algunos adultos que urdieron tan diabólica trama. Trece años sin que la felicidad te visite y acaricie tus días no es vida. Es una condena parecida a sentarte en el corredor de la muerte, porque la muerte es siempre la ausencia de vida. La que, repito, hace trece años, dejó de vivir esta familia.
Nunca es aconsejable confundir la Justicia con lo justiciero. Lo primero es el estado de gracia de las normas que aplica el Derecho. Lo segundo una actitud populachera que se vale del Derecho para disfrazar sus excesos. El desarrollo del caso Marta del Castillo ha podido acercarnos, más de una vez, a los defensores de los justicieros, a sentirnos partidarios de un juicio definitivo en un salón de película del oeste contra una banda de cuatreros desalmados. A esa tentación invitaba el estado de provocación continuada de un grupo salvaje que se han reído en público y en privado del dolor de una familia corriente y moliente. De una familia como la suya o la mía. De una familia que aquel día de enero se quedó helada por el dolor de la pérdida de una hija que estaba con sus amigos… Menos mal que eran sus amigos y jamás le darían las espaldas. Que nunca jurarían en falso para ocultar su último destino.
Hay motivos suficientes para habernos sentidos, más de una vez, partidarios de acciones justicieras que de ser justos de la mano de la Justicia. Pero no es aconsejable igualar nuestro sentido moral con el de la canalla, tan satisfecha y orgullosa con su forma de vivir y su manera de matar en vida a una familia durante trece años. Saben donde está escondida Marta. Saben que todo lo que dijeron para encontrarla era lo más parecido a regalarle a un explorador una brújula que marque equivocadamente el norte. Saben que mentir a la Justicia y así descuadrar la verdad de los hechos en juicios venideros era su salida más airosa para seguir viviendo, como los sicópatas, sin la carga molesta y perturbadora de una conciencia a lo Pepito Grillo. Siguen sueltos y sin vacunar. Y lo más grave es que la familia del Castillo no ve el final de su tragedia. Dicen que hay condicionantes legales para que ni la madre ni el Cuco pisen el tanque. Ojalá la Justicia que entiende en este doloroso caso, no aplique de forma automática la remisión de las penas, demostrando que, a veces, en España, mentir no sale tan barato… Una lección que le explicaría a los malos que el que la hace la paga.
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