Pásalo
Jumanji
Los miarmas somos una especie invasora, como el mosquito del Nilo
![Felix Machuca: Jumanji](https://s1.abcstatics.com/abc/sevilla/media/opinion/2021/05/02/s/felix-machuca-opinion-k82F--1248x698@abc.jpg)
Levantado el arresto provincial, con el corazón hipando la suerte del cautivo, las puertas del encierro se nos dejaron abiertas y todo fue como aquella estampida de la película Jumanji. Han retumbado las carreteras como si bajo el asfalto redoblaran los tambores de Calanda y ... la escapada hacia playas, sierras y campos fuera la tierra prometida, el bastión de nuestra libertad. Cantaba Nina Simone que libertad es no sentir miedo. Y Borges nos dejó escrito lo grato que es vivir en la amistad oscura de un zaguán, de una parra y de un aljibe. Y todas esas cosas las fuimos a buscar el pasado viernes, porque nos faltaban, porque nos la robaron como se le roba al mar con cascotes y hormigón metros de azul y mojarras. Sin miedo fuimos a ver cómo se desgana la luz de la tarde en el zaguán, cómo se bebe el vino de la amistad bajo la parra y como los niños juegan dando voces en la boca del aljibe para escuchar su eco. Sin miedo y con libertad. Para volver a encontrarnos tras un despiste que ya dura demasiado.
En el despiste hemos enterrado tantas cosas y con tanto dolor que el encuentro con el mar, esa fantasía que conocemos pero nunca descubrimos del todo, nos despierta sentimientos que teníamos amortizados y que nos insuflaron en el corazón la misma vitalidad que un amor iniciático. Del yodo de sus átomos cargamos las baterías agotadas por la monotonía del arresto provincial y del calor de su arena el aviso certero de que la vida o es pasión o no es casi nada. El mar hace música con su existencia y tras una ola se escucha la tumbadora, las maracas y el güiro. Pasear por su orilla, mirar el horizonte y presentir días mejores, era la terapia que solo esos paraísos perdidos, divanes de la naturaleza para ajustarnos los tornillos aflojados por tanta exigencia, podían regalarnos. En los rosetones multicolores de las catedrales hemos intentado encontrar la paz que reclamábamos. En los chiringuitos, con la luz cegadora sobre un mar creado por Sorolla, la abrazamos alrededor de una ración de sardinas. El mar siempre nos asombra con sus cosas más elementales.
A los miarmas nos acusan, otra denuncia más, de que somos como el alga asiática que asfixia el litoral atlántico. Nos ven como una especie invasora, como las cotorras Kramer y el mosquito del Nilo, una plaga indeseable que ni pagando el Ibi de la segunda residencia y dejando pagas extraordinarias en los meses de sol, sal y Nivea, nos da para un condescendiente indulto. Algunos alcaldes, cuando vieron despegar la operación Jumanji, imitaron a Lola Flores proclamando a los cuatro vientos que si nos queréis, irse. O no vengáis. Hasta se dató un intento de militarización del condado, atendiendo, sin duda, a la idiosincrasia del ADN local. Sin pensar que el bienestar de la vida florece sobre la imprescindible certeza del dinero y que, los dos polos tractores de la economía andaluza, Sevilla y Málaga, lideran el paro nacional. Ese mar turbulento y proceloso donde nos encontramos tantos barcos hundidos…que jamás podrán marcarse un Jumanji cuando más lo necesiten.
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