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Pásalo

El ficus de San Jacinto

El ficus huele a serrín por un delito que jamás cometió

Félix Machuca

En pleno corredor de la muerte, el ficus de San Jacinto, si los dominicos del amortizado convento no lo remedian, será palo y astillas en uno de estos días. Se le ha condenado a muerte por ser fiel a su propia naturaleza. Está visto que ... hoy no hay nada más perturbador que ser tú mismo e ir a contramano de la razón. Pura o impura. El caso es no salirse del redil. A lo que vamos. El hermoso, imperial, fecundo, centenario y potente ficus de San Jacinto huele a serrín por un delito que jamás cometió. Eso me cuentan los técnicos cercanos al Ayuntamiento quien, en jugada de ventaja, se deshizo de su competencia en el atrio conventual y de tan bello e insustituible ejemplar, para traspasarle la gestión a los dominicos. Paradójicamente, los perros de Dios, parecen haber equivocado el objeto de su bandera, imputándole al emblema botánico más universal de Triana, también hijo del Creador, la autoría de los desperfectos que aparecen en el edificio. Consultados los técnicos me dicen que es una interpretación, como poco, libérrima.

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