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QUEMAR LOS DÍAS

Merece la pena

Empezar el día con una ducha helada, ¿qué podía salir mal después de eso?

Daniel Ruiz

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La ducha, mierda, salía helada: en el otro cuarto de baño, mi hijo Pablo había encendido el agua caliente. «¡Pablo!», grité, con toda la fuerza que permitían los pulmones. En la radio, las noticias anunciaban que la lava de Cumbre Vieja finalmente había alcanzado el ... mar. Mi hija todavía no se había vestido: andaba, cómo no, mirando el móvil. «¡Venga, que no llegamos!», achuché por el pasillo, mientras Pablo escuchaba rap. Ahí seguían los desayunos sobre la encimera de la cocina; ninguno de los dos los había metido todavía en sus mochilas.

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