El Recuadro
Tanques y misiles
La frase pacifista del Pali fue: «Habría que hacer menos misiles y más pavías»
De Santander, la que fue siempre la capital de La Montaña antes de que le pusieran ese mote absurdo de Cantabria, ha llegado al muelle de Sevilla, como el almirante Bonifaz, río arriba, un barco cargado de... Pues de un descomunal tanque de cerveza de ... 44 toneladas de peso, a bordo del buque «Marcel», de bandera belga. Tiene 27,8 metros de largo y casi siete de ancho y se trata de uno de los mayores que incorporará la fábrica de Cruzcampo para la fermentación, mejorando así la producción. Una vez en el muelle, el tanque ha sido transportado hasta la planta de la cervecera de la compañía Heineken en un transporte especial.
—Pues ya saldrán cañas de espumosa de ese tanque, usted...
Y botellines, y botellonas, y algo tan antiguo como «el tercio», que ya casi ni se ve en el mercado más que desfilando con la cabra. Y muchos tanques que saldrán también del megatanque nuevo. «Tanque» es una palabra más cervecera que Gambrinus antes o después del chocolate del adelgazamiento a que lo sometieron los diseñadores para que la salpicona (que le llamaba El Beni a la cerveza) no tomara mala fama de que echaba barrigones. «Tanque», aparte de este aparato para la transformación, se llama en las barras de muchos bares, y más quizá en Madrid que en Sevilla, a las cañas grandecitas y bien despachadas:
—¡Que sean tres cañas y un tanque!
Porque el General Patton, que no tenía paladar, no conocía la Cruzcampo; pero si llega a probarla, acaba en un periquete con las divisiones alemanas de Pantzer con sus tanques de Gambrinus.
La llegada espectacular de este megatanque para la fábrica de Torreblanca de nuestra cerveza y seña de identidad de toda la vida me ha recordado a mi ahijado El Pali, al Trovador de Sevilla. En las coplas y frases completas del Pali hay una que nos recuerda exactamente el ideal pacifista que significa la serenidad y sosiego de la cervecita de mediodía, la que saldrá a miles del megatanque que vino de La Montaña. Dejó El Pali una frase para la Historia de la Paz, sin que se lo reconocieran las Naciones Unidas ni le dieran el Príncipe de Asturias de la Concordia (¡una injusticia!), en plena guerra fría, cuando estuvimos a pique de un repique de un conflicto nuclear en tiempos de Kennedy y Kruschev por las bases de cohetes (no precisamente rocieros) que la Unión Soviética había instalado en su satélite isla de Cuba del dictador Fidel Castro. La frase maravillosa y pacifista del Pali, en aquel pleno fregado de armas nucleares, fue:
—Habría que hacer menos misiles y más pavías.
Aplico la frase de mi Ahijado a la cerveza, y viendo esos desfiles de los rusos o los coreanos del Sur con sus tanques dotados de cohetes nucleares, que dan miedo, digo: «Habría que hacer menos carros de combate Leopard y más tanques de cerveza como el que van a estrenar en la fábrica de Cruzcampo».
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