El recuadro
Nuevos en esta plaza
¡Qué cantidad de debutantes en los cargos públicos de Sevilla en una misma tacada y en poco tiempo!

Heráclito, al que citábamos aquí el otro día, no está en Sevilla en paro el hombre, no. Tiene tanto trabajo, que no sabe dónde acudir con el «todo cambia», su «panta rei». Últimamente ha tenido que echar horas extraordinarias nada más que con el cambio ... de autoridades y fuerzas vivas. ¡Qué cantidad de debutantes en los cargos públicos de Sevilla en una misma tacada y en poco tiempo! Y no por culpa del virus dichoso, sino por la expiración de mandatos y la elección de nuevos directores de tantas instituciones de la sociedad civil, de la que dicen que en Sevilla no existe. Hijo, no habrá sociedad civil, pero cargos nuevos al frente de ella sí que hay. Estamos en una Sevilla de debutantes. Directivos, presidentes y autoridades «nuevos en esta plaza», como se dice en el lenguaje de los carteles de toros.
Empezamos por el arzobispo y ya vamos por el Ateneo. Y entre uno y otro cargos, han cambiado un porrón de ellos, que no sé si voy a tener espacio suficiente para glosarlos todos. De catalanas tierras nos llegó, con sus raíces conquenses, el nuevo arzobispo, don José Ángel Saiz, que sustituía a don Juan José Asenjo Pelegrina. Por cierto que del nuevo arzobispo no dije a su llegada que tenía nombre de árbitro de fútbol, pero escribo ahora que lo es de Joyería Reyes: Meneses, como la plata fina de su pronto enraizamiento en Sevilla.
Y también hay nuevo alcalde, don Antonio Muñoz, que parece que ha caído de pie, resultado de otros «nuevos en esta plaza» de la Junta, cual la candidatura de Espadas, que a su vez trae como candidato a alcalde por el PP al de Tomares, a José Luis Sanz. ¿Será por nuevos nombres?
¿Y las Academias? Empezó Bellas Artes, donde Isabel de León fue sustituida por Juan Miguel González Gómez en la presidencia. La muerte, ay, produjo un triste movimiento en Buenas Letras, donde tras el lamentable fallecimiento de dos directores seguidos, Rafael Valencia e Ismael Yebra, llega con toda ilusión a la dirección mi admirado Pablo Gutiérrez-Alviz, que con la sorna de su paso por Cádiz como notario suele decir que es el único que allí vive de la escritura... de la escritura pública como fedatario. A Medicina llega de presidente el prestigioso y munificente cardiólogo Carlos Infantes Alcón, con grandes proyectos de abrir a la sociedad a la Academia de su especialidad más antigua de España. Y honran a Gutiérrez-Alviz y a Infantes su fidelidad y tributo a la memoria de sus padres: a Don Faustino, que no había que decir más para saber que era el sabio jurista Gutiérrez-Alviz; y a Francisco Infantes Florido, el poeta autor de la letra de «La niña de don Juan Alba». Ah, y al final, como la carroza de Baltasar en la Cabalgata que tantos años dirigió, Emilio Boja sustituye en el Ateneo a Alberto Máximo Pérez Calero, con una directiva en la que van José Vallecillo, el especialista en Manuel Halcón, el pintor Luis Rizo o el director de la Banda Municipal, Francisco Javier Gutiérrez Juan. ¡Para que luego digan que en Sevilla nada cambia nunca! Pues anda que no hay «nuevos en esta plaza»...
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