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OBSERVATORIO MERIDIONAL

De bulla en bulla

Álvaro Ybarra Pacheco

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El Domingo de Ramos fue en Sevilla el del retorno soñado durante los dos años de pandemia. El tiempo acompañó y volvieron las bullas de antaño a reflejar la impaciencia acumulada en la larga espera. Sevilla se había reencontrado con Dios en un ejercicio colectivo ... de fe y nostalgia. Había muchas ganas de Semana Santa. Tantas que, salvado el paréntesis de las lluvias, las calles se llenaron incluso en la Madrugada y el Viernes Santo, tan concurridos como no se recordaba en los últimos años. No es que los sevillanos no hayan aprovechado este año para irse durante el fin de semana a las playas, que también han superado todas las proyecciones de asistencia, es que la gente tenía más ganas que nunca de moverse y de apurar a fondo la vida en la calle tras las limitaciones impuestas por las autoridades sanitarias. Vayas donde vayas todo está lleno. Y eso que también ha vuelto la inflación más alta de los últimos 37 años. Como ha dejado escrito María Jesús Pérez «se acabaron las contemplaciones y las excusas. España se ha descolgado de la Europa que cumple y el BCE ya no traga. Acaba la Semana Santa y empieza la temporada de dolores para los españoles». Pues será un nuevo vía crucis el que nos aguarda pero aquí en Sevilla tiene toda la pinta de que tendrá que esperarse dos semanas más porque enseguida viene la Feria como si no hubiera mañana. Otra bulla.

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