«S'ha acabat!»
En la Autónoma de Barcelona se ha dado el peor oxímoron de la Historia de España: la intolerancia en la Universidad
El agonismo de los constitucionalistas en Cataluña es una gesta épica. Porque la decrepitud de la sociedad catalana, polarizada en bandos que ya ni siquiera saben cuál es exactamente su ideario, ha alcanzado el más sublime oxímoron de la Historia de España, que deja en ... pañales al famoso «pensamiento navarro» falsamente atribuido a Baroja: la intolerancia en la Universidad. El templo del conocimiento se ha corrompido hasta decaer en fábrica de barbaria y ahora la Autónoma de Barcelona es un vestigio arqueológico ocupado por una manada de bestias pastando entre las ruinas. Los estudiantes han confundido la rebeldía, que es una sana virtud juvenil, con la intransigencia. Han impedido expresarse en libertad a Cayetana Álvarez de Toledo utilizando una herramienta rupestre, el escupitajo. Y eso sólo puede tener una explicación: no han sido cultivados para ser entes críticos, sino para ser jauría.
Este fárrago ideológico en el que nos ha sumergido la política actual es tan denigrante que hasta los santuarios de la ciencia se han pervertido. Pablo Iglesias, en su triple moral mezquina, apoyó a la candidata del PP en Cataluña después del acoso violento de sus compadres. Pero antes había hablado de un futbolista del Albacete, Zozulya, al que, según su oficina de reparto de carnés de demócratas, habría que expulsar de España por «neonazi». Esto viene a cuento de una camiseta que lució el jugador ucraniano con un escudo en el pecho que los «antifascistas» etiquetaron inmediatamente como un símbolo de la ultraderecha. En realidad era el escudo de armas de su país, que Zozulya acompañaba con este verso del poeta Taras Shevchenko: «Cuando muera, enterradme en una tumba entre la ancha estepa de mi Ucrania querida». Lo que hizo el futbolista es algo así como si Iniesta se presenta en Japón, donde juega ahora, con una camiseta con la rojigualda y este verso al pie de Machado: «España de la rabia y de la idea». Pero el cacao mental de esta banda ha conseguido difundir la confusión como arma fundamental de su contienda. Los independentistas comunistas ven fachas allí donde sólo hay patriotismo porque, en su mundo al revés, el patriotismo es un atraso. La capacidad de autodestrucción de estos trogloditas no tiene límites. Ven enemigos en su propio espejo. Por eso están haciendo trizas España. Cuando un estudiante universitario cae en las garras del adoctrinamiento, un órgano vital de la sociedad se desgarra. Cuando el mensaje purulento de los fabricantes de borregos se sienta en las cátedras de las universidades, el corazón del país se para. El espíritu crítico se ha mudado en vandalismo académico porque la única formación que se está impartiendo en algunas aulas a la generación emergente es el odio. La era política de los títulos falsos comienza a dar resultados. Y la plataforma constitucionalista que convocó a Álvarez de Toledo en la Autónoma se ha puesto, desgraciadamente, el nombre exacto de las cosas. «S’ha acabat!». Esto se ha acabado. Lo siento, soy pesimista.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete