Sevilla al día
Los zapatos de la pelota verde
Arden los grupos, se trafica con libros de texto , pantalones cortos, camisetas de gimnasia
Estos días naranjas y estas lunas preuniversitarias. Vueltas a la ciudad, resoplos ante el termómetro. Camas llenas de ropa, lavadoras y planchas a revienta calderas, maletas que son cofres desvalijados en las esquinas de los salones. Coger carrerilla para encarar lo angosto, que significa estrecho ... pero que debería significar qué putada que termine agosto, cervezas en el bar de la esquina. La piscina de la que se habla es en la que se tiró Vinicius.
Arden los grupos de los papis y las mamis, se trafica con libros de texto, pantalones cortos, camisetas de gimnasia. Siguen llegando memes rezagados del Mercadona, de piñas del revés, de carritos chocándose. Emoticonos de la flamenca y de la cara amarilla partiéndose la caja. Alguien advierte de que hay que tener cuidado con comprar y vender material por Wallapop, que ha escuchado que Hacienda quiere meter mano. Escasos minutos después, la administradora del chat, siempre al quite, pasa una noticia en la que la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) tacha de ocurrencia y dice que nanay, que ha sido una confusión. Otro meme acerca de lo contentos que están los padres de quitarse a los niños de encima. Stickers de Julio Iglesias. Y lo sabes.
No sé si cierta gran superficie calibra la desafección que provoca con sus anuncios de la vuelta al cole en los que serán sus consumidores a futuro, o en potencia, que diría alguna feminista. Los nenes se tapan los oídos y apagan la tele, ya son ganas de tocar las narices. Lo único que lo salva es que, al llegar al Duque, los suertudos, saldrán con una caja de zapatos, que luego servirá para alojar gusanos de seda o hacer réplicas de pasos de Semana Santa, y una pelota verde, la pelota verde, codiciado premio para esa época en la que las cosas chiquititas sientan precedentes en los paladares de la existencia.
Por Viapol y La Cartuja se alarga el verano en el Marbella y El Época, en Antique. Un colega, siempre dado al optimismo, dice que es el mejor momento, con la gente dispuesta a echar el resto, con un pie en el fue y otro en el será, que la peña no sabe parar la broma nunca, que en los estiramientos de chicle siempre se puede explotar alguna pompa. En Ramón Carande, enfrente del edificio Santa Bárbara, parece que estamos en Santa Bárbara, California. Colegios mayores nuevos, de estética yanki, niñas con maletones rosas. Se retoman los proyectos que se quedaron en el barbecho estival, con la vista en un invierno de esos en los que Sevilla se viste de alcahueta y se pone coqueta al atardecer. Paseos cerquita del río, Torre del Oro.
Mueren los días mientras todo recupera su pulso. Hay matrículas de gimnasios, tortillitas francesas, profesores descapuchando pilots rojos, ojeras y mochilas que golpean contra las espaldas de niños con tacos de estampas de La Liga. Hay forros de libros sobre la mesa, agendas en blanco, atascos en la SE-30. Acuérdense de la pelotita verde, busquen la suya, vuelvan a aquello célebre de Nolasco. Vivan lo que cantan. Buen curso.
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