sevilla al día
Vente a razones
Porque todo el mundo guarda en su cartera sentimental el resguardo de la noche en la que galopó sin estribos, te pido que no grabes a desconocidos
Todo el mundo lleva una Feria grabada en la luna de su corazón. Da igual las veces que pasen los limpiaparabrisas del tiempo, se recuerda. Uno sabe dónde fue, en la caseta de quién, qué sevillana sonaba. Porque sí, también todo el mundo lleva una ... sevillana incrustada en la memoria, en la guantera del pecho. Una especie de balcón de la calle Asunción engalanado con una bandera, con frases nuestras, oraciones a la alegría. Somos el botón de una chaqueta enredado en el mantoncillo de esta ciudad que se propuso salirse de los bordes de la mesura, que mordió, e incluso exprimió, la uva prohibida y ascendió a un cielo de farolillos, estrellas mortales que se mojan, que se caen, que pisamos.
Aunque se diga que jamás duró una flor dos primaveras, todos guardamos un clavel disecado en el ojal de la chaqueta. Quizás de esa misma americana que duerme en el armario y que al registrarla encontramos en los bolsillos vestigios de primaveras lejanas. Una servilleta chuchurría, un vale de la calle del Infierno y veinte pavazos que saben como cincuenta. Todo el mundo tiene una madrugada tatuada en la garganta, una afonía eterna producto de una noche de duende, rodeado de gente a la que quiere o a la que quiso durante ese ratito de plenitud en el que, apretujados de felicidad, dentro de un cuchitril, uno se olvida de que existen más obligaciones que la de disfrutar.
Cualquiera de ustedes tiene una resaca, ya asentada en la bodega de su cabeza, que se ha convertido, tras el preceptivo reposo, en una joya de su anecdotario, en una leyenda que sale a relucir en reuniones con amigos, en tertulias de bar. Por eso, porque todo el mundo guarda en su cartera sentimental el resguardo de la noche en la que galopó sin estribos por el llano de la desinhibición, te pido que intentes no grabar a desconocidos, que trates de no subirlo a redes. Lo sé, todos luego nos partimos la caja, el que escribe el primero, es guasa, pero hay que entender que en estos tiempos lo que separa la guasa de la maldad, involuntaria, pero maldad, son tres reenvíos; la viralidad.
Cabe mencionar la injusticia que se ha cometido con Darío Fernández, el imaginero que ha creado el imponente misterio del Buen Fin, alabado por toda su profesión por el impecable trabajo, y convertido en meme en las redes. Pónganse en la piel del artista, pónganse en la piel del borracho, pónganse en la euforia de los amantes. Yo intentaré hacerlo en las crónicas del Real que escribiré en estas páginas a partir de mañana. Vivan y dejen fluir, permitan que sea el tiempo y la imaginación los que terminen de esculpir las noches. Lo que pasa en la Feria no se queda en la Feria, se lo lleva uno guardadito en la guantera del pecho.
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