Sevilla al día
La pinza, sí, la pinza
Si esto no es un sándwich, tampoco lo son los de El Amanecer y el Sloopy
Sevilla es el ejemplo perfecto para explicar lo que ha sido esta campaña de las elecciones europeas. Ya dijimos aquí que se estaba usando nuestra ciudad como circo y paradigma, y buena prueba de ello es que esto se inició con una filtración de un ... falso acuerdo y acaba hoy con el gobierno municipal sometiéndose a una cuestión de confianza después de que tanto el PSOE como Vox tumbasen los presupuestos haciendo uso de esa famosa pinza que sacan a relucir cada vez que se acercan las urnas.
Justo ayer, el grupo municipal socialista insinuaba que Juanma Moreno estaba conspirando contra José Luis Sanz. Es curioso que el martes Santiago Abascal dijera exactamente lo mismo al culpar a San Telmo de haber roto ese pacto ficticio. Ya no es que coincidan en el afán de dejar al gobierno sin presupuestos, es que también comparten argumentario.
Pero no, no diga usted que esto es una pinza porque unos, delante de este espejo, hablarán de tenazas, de derecha cobarde y sumisa al socialismo, y los otros, cuando se les hace ver que tienen la oportunidad de frenar esa «extremaderecha», salen con la cantinela de la fachosfera y el fango. Si esto no es un sándwich, tampoco lo son los de El Amanecer y el Sloopy.
La cuestión es que no es ninguna sorpresa. Qué esperar de un partido entregado a los delirios de su presidente, con su secretario de organización en el grupo mixto y Begoña imputada. Qué esperar después de haber escuchado a Juan Espadas darle las gracias a la consorte, quemando la dignidad, si quedaba, para ver si 'el puto amo' lo aguanta un rato más, qué esperar viendo a la ministra Montero aplaudiendo con ordinariez inusitada, qué esperar cuando Sánchez se refiere a Magdalena Álvarez, condenada por los ERES, como víctima. Qué esperar de los que prefieren tener opuestos que presupuestos, hablar de lawfare en vez de sacar leyes, de pseudomedios y de cartas a la ciudadanía antes que dar explicaciones en rueda de prensa.
Y sí, qué esperar de esos que sin propuestas piden sillones a la formación política a la que luego le dedican la mitad de su campaña. Qué esperar de un partido cuyo líder vitalicio, exPP, para los amnésicos que se tragan lo de la casta política, dice que desea que tanto rojos como azules se lleven un varapalo en las europeas. Hay dos votos que Sánchez escenifica que le duelen: Vox y Alvise. Y hay un voto que realmente le molesta: PP. 'No, yo es que voto a Vox y jamás volveré a votar al PP'. Perfecto, de lujo, y super legítimo. Pero entonces no vaya por ahí diciendo que su principal objetivo es que Sánchez se vaya cuando lo que realmente le importa es que Vox se quede. Los números son tozudos; para que el presidente se marche, le guste más o le guste menos, solo hay un camino.
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