SEVILLA AL DÍA
Adelantar la ilusión
Lo único que me consuela es que desde los hombros de un padre pueda vislumbrarse en el cielo despejado la Estrella de la Ilusión
No es sencilla la relación de la meteorología con los eventos de esta ciudad. Por primera vez en sus 106 años de historia La Cabalgata de los Reyes Magos se celebrará el 4 de enero. El Ateneo, tras varios días negando esta posibilidad, ha ... acabado cediendo después de varias reuniones con el Ayuntamiento y los servicios municipales. No en vano, este jueves amanecíamos con la noticia de que la Aemet auguraba una probabilidad de lluvia para el día 5 del 100%. No del 85, no del 90. Del 100%. Vamos, que va a caer la del pulpo.
Lo sé y lo entiendo; lo primero que se nos viene a la mente es por qué. Si siempre ha habido lluvia, si en años anteriores nos pusimos pingueando y no ocurrió nada. Quizás un constipado. Pero bueno, un día gris, en los que los paraguas se tendrían que volver a poner rectos y no al revés, para atrapar golosinas. Una ducha calentita, un vaso de leche hirviendo al llegar a casa, un ratito de brasero. ¿Nos estamos acomodando? ¿Es ésta una sociedad acristalada, que tiene a los niños entre algodones, que les enseña que las tradiciones son variables y están al albur de nuestras conveniencias? De acuerdo, es un planteamiento avalado por un siglo de rito, muy válido y que comparto. Un debate interesante con múltiples vertientes.
Pero, ojo, que no se nos olvide que lo que se celebra es el triunfo de la inocencia, el día de las sonrisas acarameladas, de los tembleques en los cuerpos chiquititos poseídos por la magia. El deseo sin maldad, la felicidad sin mesura, esa noche llena de luces que reverberará para siempre en los parajes de la memoria. ¿Disfrutarían igual teniéndose que quedar en casa, no pudiéndose agachar a un suelo encharcado para recopilar los Sugus, levantándose destemplados a comprobar si los tres de Oriente se han jalado el avituallamiento que les han preparado? Ya les digo yo que no, ya les aseguro que ellos andan en el reino de la fabulación, de los nervios, de las cuentas de los pecadillos que han podido cometer, a ver si les van a penalizar.
Lo que ocurre es que aquí, donde la Cabalgata es una de las Fiestas Mayores, los adultos también nos convertimos en niños. Y luchamos a muerte por una pelota de plástico, por un paquete de gusanitos. Soy al primero al que le gustan las cosas en su sitio, al que le jode que se le trastoque una de las jornadas más bonitas del año y ve el peligro en que la comodidad nos arrebate la esencia. Pero entiendo una decisión que no sería la que yo hubiese tomado, sobre todo por la cercanía con Valencia. Lo único que me consuela es que desde los hombros de un padre pueda vislumbrarse en el cielo despejado la Estrella de la Ilusión.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete