TRIBUNA ABIERTA
Toros en televisión, momento clave
Sus modos de actuar y de negociar, su firmeza económica y, sobre todo, los criterios y la experiencia profesional que la precede es algo, mucho, que está por ver
![Toros en televisión, momento clave](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/opinion/2023/03/27/toros-muleta-novillero-Rd5INizvLlaunmmFU6KWpEM-1200x840@abc.jpg)
El mundo de los toros atraviesa un momento preocupante marcado, de una parte, por la aparición de una nueva plataforma de televisión interesada en retransmitir un número importante de corridas de toros; y, de otra, por la extraña e inesperada forma de tirar la toalla ... y renunciar a su proyecto por parte de la plataforma que hasta ahora venía realizando las retransmisiones.
En buena lógica, lo ocurrido no tendría por qué haber levantado ningún tipo de suspicacia. La plataforma recién aparecida, en una sociedad de libre mercado, tiene pleno derecho a poner en marcha un nuevo proyecto cómo y cuando lo considere oportuno. La competencia leal siempre ha servido para fortalecer el mercado. En esta ocasión, sin embargo, dado que el pastel a repartir no era demasiado grande, cabía presagiar que la convivencia entre ambas plataformas no resultaría fácil. Y así ha sido. Lo que no resultaba presumible era que la plataforma ya existente daría la batalla por perdida desde el minuto cero. Y mucho menos que lo haría saliendo del negocio por la puerta de atrás, sin oponer resistencia y casi sin decir ni adiós. Muchas de las corridas de toros y algunas de las ferias fundamentales de las que se han venido organizando en los últimos tiempos, si no cuentan con la aportación económica de alguna plataforma que compre los derechos para televisarlas no se podrán organizar. Al menos tal cual se ha venido haciendo hasta ahora. Lo que faltaba.
Televisar algunas ferias no es una cuestión baladí, ni mucho menos un lujo, sino una necesidad incuestionable: Con el dinero de la taquilla no hay bastante para garantizar su continuidad. La alternativa de recortar drásticamente los gastos –algunos, los menos, tal vez sería posible, aunque nunca la solución–, y, sobre todo, reducir los honorarios de los profesionales, o incluso mantenerlos en los mínimos legales, a todas luces injustos por insuficientes, más que soluciones acabaría generando grandes desencuentros y mayores dificultades.
Y otros ingresos, al menos en las actuales circunstancias, no se vislumbran por ninguna parte. Son muchos los obstáculos que lo hacen cada vez más difícil. Por ejemplo, y sin ahondar demasiado, la incompetencia por parte de quienes a pesar de las dificultades deberían haber sabido buscar nuevos cauces publicitarios; o la dejadez culposa de quienes tolerando la trasgresión de la legalidad vigente y en medo de la más absoluta impunidad, han tolerado en demasiadas ocasiones la criminalización social de la Fiesta; o la práctica desaparición de la izquierda culta tan cercana al mundo de los toros, con criterio y personalidad suficiente como para pasar por encima de la ignorancia y los chantajes de los movimientos populistas; y cómo no, las ridículas subvenciones de la Administración, a pesar de ser uno de los espectáculos que más ingresa por impuestos a las arcas del Estado... Muchos los obstáculos y pocas las personas dispuestas a hacerles frente.
Prácticamente, cuando la nueva plataforma apareció ante el público lo hizo con un contrato bajo el brazo de toda la temporada taurina en las Ventas. La novedosa noticia no solo era importante, sino, evidentemente, determinante. ¿Y los demás? Sevilla, y eso debían saberlo los nuevos promotores, una vez hecho lo de Madrid, también pasaba a ser determinante: de no llegar a un acuerdo con su plaza, su proyecto solo con Las Ventas podría tambalearse. Nadie dudó entonces que, aunque con enorme discreción, la nueva plataforma estaba negociando con la empresa sevillana. Los más introducidos en las interioridades de este mundillo susurraban en voz baja que el empresario sevillano estaría negociando al alza, si bien con la presión sobre su ánimo de la necesidad que tiene Sevilla de televisar su feria para ser medianamente competitiva con otras plazas de mayor aforo. De una u otra forma, lo cierto es que el acuerdo se produjo sin alharaca, que es como mejor conviene a esta plaza, pero sin tardanza. Y hasta ahí llego la cosa. Lo que esté por venir, pronto se verá. Rumores los hay de todas clases. Y reticencias. Temores, por supuesto, también. Los desconocido, y la nueva empresa lo es, siempre preocupa. Sus modos de actuar y de negociar, su firmeza económica y, sobre todo, los criterios y la experiencia profesional que la precede es algo, mucho, que está por ver.
Y llegados a este punto, una gran interrogante: dar el primer paso y organizar las primeras ferias puede resultar fácil, y más contando con el factor sorpresa. Por eso cabe preguntarse: ¿se conocen entre sí todos los implicados en este nuevo negocio?, ¿alguien se ha preocupado por ir aunando voluntades? Matadores, figuras y los que luchan por serlo, novilleros, toreros de cuadrilla, propietarios y empresarios de plazas importantes y de las que lo son menos, ganaderos… A la gente del toro, voluntarista, individualista, de gestos y pocas palabras… no conviene infravalorarla, sino, más bien todo lo contrario. Particularmente cuando hay en juego cosas que pueden ser fundamentales de cara al futuro.
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