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puntadas sin hilo

Vas a ir a Campillos

Nos lo imaginábamos como un Sing Sing escolar, un lugar frío en el que se comía una vez al día

Manuel Contreras

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Sí, a mí también me amenazó mi padre con llevarme a Campillos. Como a muchos adolescentes —los más golfetes, para qué lo vamos a ocultar— de los años 70 y 80. Como la mayoría de los amenazados, nunca llegué a ir, quizás porque mi padre ... consideró que mis problemas de conducta se podían reconducir sin necesidad de recurrir al exilio académico. Campillos —el internado San José de Campillos, ubicado en esta localidad malagueña— era el último recurso, la tarjeta roja. Los chavales sabíamos que cuando los padres dejaban caer la palabra 'Campillos' en las recurrentes broncas familiares significaba que la cosa pintaba fea y que había llegado el momento de echar el freno y dedicar un poco de tiempo a los estudios.

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