puntadas sin hilo
Parque rico, parque pobre
Los Alcornocales no se toca, aunque lo necesite. Para qué. Sánchez está ganando la batalla política de Doñana, que es lo que le interesa
La 'lagarta peluda' se está cargando el parque natural de Los Alcornocales. No nos referimos a la ministra de Medio Ambiente, Teresa Ribera, sino a la 'Lymantria dispar', un lepidóptero que está devastando el bosque de alcornoques más extenso de España y uno de los ... más grandes del mundo. Esta plaga está considerada como la segunda defoliadora más importante en masas forestales, y afecta ya a 60.000 hectáreas, más del 40 por ciento del parque, una de las grandes joyas naturales del patrimonio ambiental de Andalucía. Al daño ecológico se suma el económico, ya que el parque genera unas 30.000 toneladas de corcho al año, un negocio que mueve 90 millones de euros y crea cientos de puestos de trabajo. Por no hablar del efecto social, ya que esta actividad ayuda a fijar la población en núcleos rurales que sin la industria del corcho quedarían despoblados.
La situación es tan preocupante que la Consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul de la Junta de Andalucía ha pedido al Ministerio de Ribera que le autorice a utilizar un poderoso insecticida, conocido como Dimilin, para frenar el avance de la plaga. Este producto, cuyo uso está restringido a situaciones extremas, debe emplearse en los meses de abril y mayo, antes de que eclosionen los cientos de miles de huevos de esta especie. El Ministerio ha rechazado esta solicitud, lo que condena a este espacio protegido y a la industria del corcho a un futuro incierto.
Doñana no se toca... y los Alcornocales tampoco, aunque lo necesite. El parque gaditano está a apenas cien kilómetros del onubense, pero la sensibilidad del Gobierno con uno y otro difiere radicalmente. Con Doñana extrema el celo y lleva su ardorosa defensa a Bruselas, mientras que con Los Alcornocales no se molesta ni en consultar a las autoridades comunitarias. A Sánchez, que utiliza el Falcon como si fuera un vespino, no le importa el medio ambiente, sino la rentabilidad política. En la polémica del parque nacional vio una magnífica oportunidad para hacer demagogia, y lo aprovechó con maestría. Está ganando la batalla, porque su mensaje es simple y llega con facilidad a los votantes —Doñana no se toca—, mientras que la Junta abrió ese melón sin tener preparado un relato alternativo convincente. Pero el problema del parque natural, para desgracia del espacio protegido gaditano, no genera votos, por lo que el presidente español no va a mover un dedo por solucionarlo. Para el Gobierno la importancia de los espacios protegidos no viene delimitada por su valor ecológico, sino por su rentabilidad política. Y en este sentido, Doñana es rica y Los Alcornocales, pobre. Todos los alcornoques de Cádiz traen sin cuidado a Medio Ambiente si no ayudan a la sostenibilidad de Sánchez en la Moncloa.
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