puntadas sin hilo
Manual para dar esquinazo a Sánchez
Lo mejor para Antonio Muñoz sería no acudir al mitin del sábado. Aquí va un ramillete de excusas
Por si no hubiese sido suficiente con las comidas de Navidad, a Antonio Muñoz le visita ahora Pedro Sánchez, que es mucho peor que un cuñado hablando de política. El alcalde se ve obligado a abrir la campaña electoral con la compañía del presidente, para ... alegría de José Luis Sanz . Dado el riesgo manifiesto de que durante el mitin del próximo sábado en Sevilla regrese Puigdemont a casa y lo paseena hombros por Gerona o liberen a otro puñado de delincuentes sexuales, lo mejor para Muñoz sería hacer mutis por el foro y quedarse en casita. Como siempre es complicado declinar una cita con tu jefe, desde estas líneas, y en ejercicio de nuestra abnegada vocación de servicio público, ofrecemos al alcalde un ramillete de excusas para ausentarse de la cita del sábado:
1. La batería del móvil. Un clásico. El acto es a las 11.30, así que lo tiene a huevo: «Presidente, no te lo vas a creer pero anoche se me olvidó cargar el móvil y esta mañana no ha sonado el despertador. ¡No sabes el disgusto que tengo!» La credibilidad del ardid es limitada, pero sirve para escurrir el bulto.
2. El fallo de agenda. Se puede aprovechar el distanciamiento de Sánchez con Bolaños para endosarle el muerto. «¿¿El sábado?? ¡Pero si me dijo Presidencia que era el domingo! Fíjate que hasta cambié el partido de pádel para ir al mitin. ¡Qué coraje!»
3. La inoportuna indisposición. Un problema gástrico de última hora es imprevisible y limitante. «Pedro, te llamo desde el WC. Imposible ir al mitin, lo siento. Corremos el riesgo de dar un espectáculo lamentable delante de toda España. Te ruego me disculpes, ya retomaremos esto en otro momento».
4. La apelación al ego. El buen trolero adapta cada excusa al perfil psicológico de la víctima. En el caso de Sánchez es fácil: «Presidente, le estoy dando vueltas y creo que yo no debo acudir para no interferir tu fulgor. Ante un liderazgo como el tuyo mi mera presencia resulta ridícula e inoportuna. Un estadista de tu talla debe acaparar todo el protagonismo».
5. La cuota. Otra estrategia infalible es volver los argumentos de la víctima contra sí misma. «¿Presidente? Te llamo porque estoy viendo la secuencia del acto y no cumple la cuota de género. No puede ser que intervengamos tú, Juan y yo, tres varones, es heteropatriarcal».
6. La sinceridad. Sinceridad y Sánchez son dos conceptos antónimos, pero puede ser la mejor solución. «Mira Pedro, no quiero aparecer contigo el sábado porque me quitas votos. Gobiernas España al dictado de los independentistas, y yo no puedo defender eso aquí. Nos has quitado el túnel de la SE-40, nos escamoteas la línea 3 del metro, seguimos sin conexión con el aeropuerto... Me parece bien que vengas, pero no me pidas que te acompañe». Perderíamos un candidato, pero ganaríamos un alcalde.
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