Agosto angosto
No puedes conseguir que el mes sea más largo, porque solo tiene 31 días, pero sí que sea más ancho
Si acabas de coger las vacaciones, no dejes que la realidad te reduzca este espacio de felicidad. Agosto no puede ser angosto por mucho que las noticias describan cada día un panorama desolador que presagia tiempos difíciles. Las vacaciones de este año tienen algo de ... libertad condicional, de dádiva temporal, y en ti está convertirlas en un paréntesis alegre enmedio de esta dinámica zozobrante. La crisis es una tormenta que amenaza con derribar tu casa y que ha ido estrechando tu libertad a medida que subía la gasolina, el gas, la luz, la hipoteca o la comida. Sea cual sea tu ideología, sabes que este Gobierno solo se preocupa por arañar un puñado de votos y que es incapaz de enderezar la nave. Puede que pienses que son unos inútiles, o puede que los disculpes porque es una crisis internacional que supera las competencias nacionales, pero en cualquier caso eres consciente de que ni Pedro Sánchez ni sus ministros van a resolver la situación. Te parecerá mejor o peor, pero sabes que han apostado por el populismo, y que las medidas anunciadas por el Ejecutivo —el descuento de la gasolina, el Cercanías gratuito...— son una versión peronista de aquel Plan E de Zapatero que disparó el número de rotondas en toda España, pero que no logró reflotar la economía. ZP repartió dinero a las empresas y Sánchez lo ha hecho a los ciudadanos, pero es evidente que de este marrón colosal no se sale con ayudas públicas. Sientes que estamos en el mismo punto que en aquel lejano 2008, al borde del abismo. Porque, aunque no te terminas de aclarar con los datos macroeconómicos, intuyes que en septiembre caeremos por el precipicio igual que caímos entonces. Ayer lo dijo la propia vicepresidenta del Gobierno: «Hay que prepararse para lo peor». No hay que entender mucho de flujos monetarios para saber a lo que se refiere.
Pero tienes las vacaciones para escapar. Una huida inútil, como la del zorro al que persiguen los perros, pero también irrenunciable. Esfuérzate por evitar el agosto angosto al que nos aboca el desastre que nos rodea. No puedes conseguir que el mes sea más largo, porque tiene 31 días, pero sí que sea más ancho. Disfruta de la playa, pasea por el campo, saborea esa cerveza con los amigos, ama a tu familia. Este año agosto es el oasis en el desierto, el chaflán en el que te refugias cuando arrecia la tormenta. El anuncio de colonia con chicas despampanantes en el descanso de ese partido que tiene toda la pinta de que el rival nos va a golear.
Date unos días para escucharte a ti mismo en lugar de a las noticias. Procura no preocuparte más allá de lo fría que está el agua del mar o de los mosquitos de la sierra. Si pasas junto a un quiosco desvía la mirada al cielo radiante, y a la hora del telediario vuelve a poner 'Casablanca' solo para repetir la frase de Ilsa a Rick: «El mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos».
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